domingo, 19 de enero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Los Llanos..., aquella tierra de infancia




19 de enero, domingo. El niño sabía que los trenes para los que vivían junto a la vía eran el reloj que marcaba el tiempo. Casi nunca venían a su hora. Daba igual. Temprano, a primeras horas, bajaba el mixto; poco después, el Express. El mixto era un tren de pobres, venía de cerca. Quizá por eso, el niño cuando se hizo grande lo siguió escribiendo con minúsculas. El Express, de ricos. Venía de lejos, de Madrid. Igual de distante que ahora, pero entonces Madrid estaba más lejos.

A mediodía subían los correos. Hubo un tiempo que había dos. El primero paraba en todas las estaciones; el segundo, no. Solo en las importantes. El niño sabía que su pueblo era importante porque paraban los dos correos.

Entre el paso de ambos la gente de Los Llanos interrumpía la faena del campo para comer. Por la tarde, cuando bajaba el primer correo, se merendaba. El segundo, se sabía que tenía que venir, pero nunca, la hora.

Casi de noche subía el mixto y con noche cerrada el Espress. Entre medio, había otros trenes: el rápido; el pescaero, el automotor… El niño disfrutaba mientras había luz por las huertas salpicado por el caserío. Iba a las casas de otros niños que eran sus amigos. En las tierras se sembraban hortalizas o se cultivaban cítricos.

Los Llanos lindan al Norte con el arroyo de Paredones, al Este con el río Guadalhorce, al Sur con La Noria  y al Oeste con la carretera que une Álora con las barriadas de Las Mellizas, Caracuel, Bermejo y El Chorro.

De sierra de Aguas por el oeste baja el arroyo del Claverino hasta el río. En tiempos de tormentas, al encontrar el obstáculo de la vía férrea originaba - y origina - grandes inundaciones.

Es una zona de depresión. Altas temperaturas en los meses de estío; en invierno (enero-febrero), muy bajas. Las escarchas hacen que la tierra amanezca con un mantoncillo blanco. Se disipa cuando calientan los rayos del sol. Las heladas afectan a los cultivos, árboles y frutos, periódicamente.

En los meses de verano, el niño se bañaba en el río. Solo había una prohibición. Nunca se podía hacer en la nerisca de Lería porque había remolinos… También estaba prohibido cruzar la vía por cualquier parte y como el paso a nivel no tenía guardabarreras, el niño llamaba desde el otro lado de la vía y desde la casa salía alguna persona mayor para autorizar el paso…

El libro de Amillaramiento, Riqueza Rústica, recoge que Leonardo Navarro Pérez poseía una huerta en dicho partido, según escritura pública otorgada en 28 de febrero de 1897.

 

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