25 de julio, martes. De
estatura media; delgado. En su juventud, un buen portero; en la madurez, un
portento de hombre. Profundamente espiritual. De palabra exacta, medida, ponderada;
viene en el momento en que tiene que venir. Tiene algo de Bernanos y de Martín
Descalzo…Lorenzo Orella es un hombre bueno.
Hace unos días me llamó: te envió
un resumen de las aportaciones del cardenal Comastri en el Jubileo del año
2000. No tenía – tampoco es ninguna novedad – ni la más remota idea de la
existencia de este prelado. La nota, sin desperdicio.
Habla del vacío en parte de la
sociedad. Analiza los motivos de esa desazón, del descontento en que nos
encontramos cuando teniéndolo todo estamos vacíos. ¿Qué nos pasa?
Cuenta que, en el barco, en
manos del cocinero por la megafonía no nos anuncian la ruta, sino qué vamos a
comer al día siguiente. (Kierkegaard) Y sigue con una cita de Flauvert: “Me
siento viejo, gastado (… ) Los demás me aburren como yo mismo”. Y concluye “Me
parece que estoy atravesando una soledad sin fin, para ir a no sé dónde”.
En el siglo XX el desconcierto,
enorme; En el XXI, el camino tampoco se encuentra. Hay quien quiere poner fin a
su situación y opta por el suicido. (El crecimiento da pavor). No hay motivos
aparentes para que estemos sumidos en una situación de tanta desesperanza.
El cardenal apunta a una
posible causa. Le hemos vuelto la espalada a la Religión. Dios hoy no tiene
sitio - eso no lo dice el cardenal, pero me lo parece - en nuestro mundo.
Buscamos nuestro gozo en la materialidad. En tiempos de Freud se pensó que el
sexo podría llenar nuestras apetencias. En los actuales, nuestro vacío ha
descubierto que tampoco ese es el camino que lo solucione.
No sé. Hace calor. Quizá, cada
tiempo (me refiero a las estaciones, esas cuatro de invierno, primavera…) son
propicias para según qué cosas. A lo mejor el verano no es el momento para
estrujar el pensamiento y el cuerpo no pide reflexión. No sé.
Hay, además, demasiada
convulsión. Puede que el cardenal Comastri ha indicado el camino; no nos hemos
dado cuenta. Me pregunto ¿y si ponemos a Dios en nuestras vidas?. El cura de
Ars decía que entre el puente y el río había mucho trecho… Y nosotros buscando
alúas. ¿Mira que si está más cerca de lo que pensamos…?
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