10 de julio, lunes. “De segar
de los secanos / ya vienen los segadores / de segar de los secanos / de beber
agua de aljibe / toda llena de gusanos”. Cantó el Nuevo Mester de
Juglaría, cuando hurgando en el folclore sacaron a flote la realidad social
que entonces azotaba el campo.
José Antonio Antúnez ha colgado
una muestra de su pintura en la Galería (Fuentarriba, Álora). No es una
pintura que pase desapercibida ni por la temática social, ni por el lugar, ni
por el cromatismo que emplea el artista.
Antúnez ha sido un poco – o un
mucho – el notario de una Álora que fue y de otra que aún hoy perdura.
Personas, personajes, lugares, realidades de la vida social, de esa que vemos
cada día y que a veces, a fuer, de mirarla casi no la percibimos.
Tiene un cuadro (lo ha titulado El Zurra) que refleja una acción de siega. La cuadrilla, en el tajo; un
chaval acarrea el agua en un recipiente de barro. Según me explicó el día de la
inauguración, ‘ el zurra’ era el nombre que se le deba al chaval “que por la
comida prestaba el servicio de llevar el agua a los trabajadores”.
No conocía esa acepción de la
palabra. He consultado los Diccionarios de la RAE, el María Moliner, el Julio
Casares y el Spes (latino-español) y
ninguno de los cuatro recoge el término. Así que además de agradecer a Antúnez
la aportación pictórica, casi sin proponérselo, ha recuperado una palabra del
riquísimo vocabulario de la Lengua Española que, poco a poco, se renueva y que,
sin embargo, otras se van al olvido. Cosas de los tiempos.
El autor hace una eclosión de
colores con una fuerza inusitada en la obra. El otro día, Tomás Salas, en un
magnífico artículo como nos tiene acostumbrados, hablaba de pintores con enorme
fuerza. Yo, me atrevería a añadir, dentro de mi muy mínimo conocimiento en el
mundo pictórico, a Rafael Zabaleta (que tiene un magnífico museo en su pueblo,
Quesada, en Jaén; a Zuluaga y el manchego Benjamín Palencia.
Salvando las distancias,
obviamente, por esos derroteros se me antoja que pude ir la pintura de Antúnez:
campo, contrastes de ocres y luces, fuerza en el colorido expresivo, gente del
pueblo llano, gente anónima con una expresividad que transciende. Una eclosión
de colorido, de luces y de sombras. La Galería (gracias, Blanca) una vez,
apuesta por la calidad de los artistas locales; Antúnez, un botón más de muestra.
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