sábado, 22 de julio de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Sagrada Familia

 



                              Templo de la Sagrada Familia. Barcelona.

 

22 de julio, sábado. Llego temprano, a esas horas en que hace poco tiempo en que debieron haber puesto las calles. No es el caso. Éstas llevan puestas mucho tiempo; tanto que son parte de la historia: Mallorca, Lepanto, Cerdeña, Sicilia, Nápoles… Por todas vienen o van ríos de gente. La gente también madruga. La gente sabe que está ante algo único. No lo encuentra en ninguna otra parte del mundo.

Es la gran obra de Gaudí. La Sagrada Familia nació en la mente de un hombre privilegiado. Antes de llevar la geometría al papel o al plano la había gestado, desarrollado y visualizada en su mente. Todo estaba tan estructurado en su autor que lo dejaba en maquetas para que los demás lo siguiesen.

La familia de Antonio Gaudí, en el siglo XVII, vivió en Auvernia. Vendedores ambulantes llegaron a Cataluña. No se sabe con certeza si nació en Reus o en Riudoms; las dos poblaciones se lo disputan; lo bautizaron en la iglesia Prioral de Reus. Su padre calderero; el menor de cinco hermanos.

Su final tristísimo. La mañana del 7 de junio de 1926 se dirigía a la iglesia de San Felipe Neri. En la Gran Vía de las Cortes Catalanas entre Bailén y Gerona lo atropelló un tranvía. Lo confunden con un mendigo - ¿acaso los mendigos no merecen también un trato humano? – un guardia lo manda, en un coche, al Hospital de la Santa Cruz. Al día siguiente lo reconoce uno de los capellanes. Ya es tarde… Tras su muerte muchos años de ostracismo. Se reivindica y se vuelve a impulsar, en parte, de las manos de Dalí y de Sert en los años cincuenta del siglo XX.

Su obra impregnada por el espíritu creativo del Mediterráneo es fantasía y es imagen, por la sorpresa a todo lo creativo: frutas, flores, figuras extravagantes; cerámica, forja, hierro, mosaicos, carpintería… Gaudí pasa del neogótico, al modernismo y al final crea su propio estilo. Hoy su obra se desmarca de todas las corrientes y crea el ‘estilo Gaudí’.

Continúan las obras del templo de la Sagrada Familia, su obra cumbre y señera de Barcelona. Cada vez que acudo veo el progreso. Lento, aunque no se para, pero tampoco avanza con la rapidez que uno desea (Se financia solo con aportaciones de los creyentes). Algo admirable. Dicen que quieren culminarlo para el 2026 fecha del aniversario en que aquel tranvía de la Gran Vía de las Cortes Catalanas entre Gerona y Bailén acabó con la vida de un genio al que, por su aspecto desaliñado, lo habían confundido por un indigente…¡Qué puñetera es la vida!

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