lunes, 25 de julio de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Athene Noctua



25 de julio, lunes. Hay libros; hay libros extraordinarios; hay libros únicos, excepcionales. Hay… Athene Noctua. Leo, avanzo, releeo, vuelvo a avanzar, me vengo otra vez sobre lo leído, sigo.  Entorno los ojos. Dejo que pase un rato. Pienso. Me pregunto ¿Dios mío, como se puede escribir tan bien? Mejor, tan requetebién.

Antonio García Barbeito, Athene noctua. Ediciones de la Isla de Siltolá. Sevilla 2022. O sea, calentito, recién salido del horno. ¿Del horno que estos días cuece a Sevilla y al resto de España? No, no. Del horno donde solo se cuecen las cosas grandes y este libro pequeñito - porque las buenas esencias, ya se sabe… - es lo mejor que ha caído (podría decir que casi lo mejor, pero mentiría y yo no soy mentiroso) en mis manos en lo que va de año. ¿Superarlo? Bueno, para Babeito hay pocas cosas que se le resistan.

Comienza: “Otra vez los suspiros y las prisas, / el timbre del teléfono, la hora, /que no es la del reloj y suena ahora….” Y en mi recuerdo resuena su voz de la primera que vez que hablé con él. Era de noche - ¿Cómo en San Juan de la Cruz?, no sé, no sé… Recuerdo, tras el saludo, no nos conocíamos de nada. ¿Tú eres el Morales…? Le dije que no, le dije quien era  y ahí comenzó algo, ¡bendito sea! que dura desde entonces…

Ha publicado Antonio en este libro algo así como una biografía del amor. Este hombre que se ha bebido el amor sorbo a sorbo, ahora, de pronto, cuando ya le rebosa la plenitud de saber llamar a las metáforas por su nombre, saca a pasear los sentimientos más recónditos de su alma, a eso algunos lo llaman amor, y nos lo regala aliñado con pinceladas del Guadalimar, de los olivos, del campo… Uno se pregunta si el campo es otro campo en la palabra de Barbeito y… se queda sin respuesta.

Es un libro delicioso. He tardado en decir públicamente, a él ya se lo he dicho, lo que se me viene con su lectura, pero a ustedes no, y creo que era una deuda de las que deben pagarse. Termino en el mismo soneto que comencé: “Otra vez - esta vez -, ese latido / que te despierta el corazón dormido / para engañarte frente a los espejos”.

 

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