jueves, 7 de julio de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ríos


                              


          Nacimiento del río Cuervo. Tragacete (Cuenca)


7 de julio, jueves. Lo avisó Jorge Manrique en el siglo XV. “Nuestras vidas son los ríos / que van a dar en el mar / que es el morir”. Los ríos y la vida de los hombres tienen un paralelismo asombroso: en el nacimiento, en la evolución a lo largo de su existencia, en su final: “que es el morir”.

Los ríos son emblemas geográficos de los lugares por los que pasan, por los que crecen en sus orillas, por los que tienen sentido en su cultura, en su manera de ser, en su Historia…

El río Guadalquivir – ahora, hay quien quiere que nazca en tierras de Almería – nace entre “Pozo y Cazorla”.  Don Antonio Machado dijo de él “¡Oh Guadalquivir! / Te vi en Cazorla nacer; / hoy, en Sanlúcar morir.” Dijo también, que era un borbollón de agua clara… y se preguntó, si como él, soñaba con su manantial.

El Tajo nace en Fuente García, en la Serranía de Cuenca. Pobre, diminuto, casi pidiendo disculpas por aparecer… Andando los caminos se convierte en el río más largo de la Península antes de entregarse a la mar océana… Casi de la nada, lo tiene todo.

En Tragacete, a las espaldas de la Muela de San Felipe, nace el Cuervo. Bellísimo, con todo el boato y colorido posible. Un poco más adelante se entrega al Guadiela que, en la misma Serranía, se rinde al Tajo como uno de sus primeros afluentes. ¡Quién teniendo todo se queda en la nada…!

El Miño nace bajo el pedregal de Irimia. Se pierde y reaparece un poco más adelante en Fuente de Miña, cerca de Meira y cruza la Galicia profunda de meigas y bosques, esa Galicia de brumas y mañanas donde no se levanta la niebla. La cosa no está completa. “El Miño lleva la fama y el Sil el agua”. ¿Cómo le ponemos a la cosa?

El Guadalhorce – podríamos hablar, también del Guadiana y del Ebro y del Duero, pero eso para otro día – nace en el Puerto de los Alazores, entre Granada y Málaga. En la fuente de los Cien Caños – son ciento uno -  recogen las aguas díscolas que decidieron salirse de madre, y las retornan como un afluente accidental por la ladera de la Sierra de San Jorge en el Camarolo Oriental…

¿Son nuestras vidas algo así como los ríos? No lo sé, pero se parecen mucho…

 

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