30 de
julio, sábado. El Santuario de Flores se asienta a poco más de
dos kilómetros del centro del pueblo, en las faldas del Monte Hacho, en la
margen derecha de la antigua carretera de Málaga a Sevilla por Peñarrubia, pero
que todos conocen como la carretera de Carratraca por el Tajo Azul y el Puerto
de Lucianes…
Desde su explanada se divisan,
a la derecha, la mole caliza de la Sierra de Abdalajís con el pico Huma como su
altura más señera seguido de la Capilla, entre ambos, el puerto de Flandes; las
Cuerdas, las Orejas de la Mula, El Torcal; las sierras de Loja, Gibalto, Camarolo
y el Santipetri en Los Lagares; a sus pies, el río Guadalhorce abre una vega
feraz camino del mar cercano entre meandros pronunciados y escoltado por el
vergel de las huertas.
En el santuario de Flores hace
más de quinientos años que se venera a la Virgen de Flores. La devoción llegó de la
mano de los hijos de Encinasola pueblo del antiguo Reino de Sevilla, a orillas
del Múrtiga que hace frontera con Portugal y donde se rinde culto a una imagen
con la misma advocación. Venían, también, otros de las Cumbres, de Freixenal, de Estepa…, que acompañaban a
las tropas de los Reyes Católicos en el final de la guerra contra el reino
Nazarí de Granada.
La imagen actual es posterior.
Se hizo – desconocemos el nombre del tallista – en Sevilla y la entregó la
reina Isabel a vecinos de la ya conquistada población de Álora que se conquistó
en el mes de junio (los historiadores no se ponen de acuerdo, pero parece como
fecha más aceptada la del 22) en 1484.
Es una imagen pequeña, en talla
de madera que abandona los cánones del gótico flamígero para adentrase en una
imagen renacentista. La Virgen sostiene en su mano izquierda al Niño Jesús.
Ambas imágenes se presentan habitualmente vestidas.
El Santuario fue custodiado por
franciscanos recoletos (llegaron en 1590) hasta la desamortización de
Mendizábal en 1835. La copla dice que es “morena y chiquita”. No está
descaminada. Decía Santa Teresa que rezar cantando es orar dos veces. Está
entronizada en un camarín, precioso, que preside el templo. Un rosario de
personas diariamente, a cualquier hora, acude al santuario para postrarse ante
ella. A la Virgen se le reza, se le pide, se le cuentan las cosas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario