jueves, 14 de julio de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Bécquer no ha pasado de moda


  

    Monumento a Bécquer. Parque de María Luisa (Sevilla)


15 de julio, viernes. Corren tiempos de tonterías. Solo la esencia permanece. A veces cuesta reconocerla, pero de una u otra manera siempre sale a flote y sentimos satisfacciones en el reencuentro. La literatura – volver a aquellos tiempos en que uno creía en tantas cosas – reconforta. Escritores que nos marcaron…

Uno – como tanta otra gente - que descubrió cuando era muy jovencito la poesía del sevillano, y como con esa edad ilusionarse formaba parte de la vida, pues se ilusionó con lo que el hombre escribía y todas esas cosas.

Después supo que su vida tuvo demasiadas espinas por dentro y por fuera. Y se fue un día porque gusta de andar los caminos hasta Noviercas, en Soria y allí supo que es pueblo viejo, muy viejo. Tanto que se remonta a cuando los tiempos se pierden y perdieron también los papeles.

Luego, que si romanos y árabes y Doña Urraca repudiada por Alfonso el Batallador, claro que Alfonso andaba en tantas guerras, que para tenerlas las tenía hasta con su mujer (tampoco eso es una novedad), y que allí una emboscada se llevó por delante a los Siete Infantes de Lara. Que digo yo que debió ser grande  - la emboscada, claro - porque para quitar de en medio a los siete a la vez…

Y allí, Bécquer pasó el quinario, que dicen que eso es mucho pasar cuando se trata de lo que se trata… Después supe de su presencia en Veruela y de las Cartas desde mi celda. Por cierto, en Tarazana anduve por varias librerías y en ninguna tenían nada de Bécquer (en Moguer me pasó algo parecido con Juan Ramón, la vida es así).

Una tarde, sentado al pie de la Cruz de Piedra, lo recordé. Recordé también otras cosas y luego subí a la mediación del Moncayo y desde allí vi la tierra de Soria donde se acaba Castilla la Vieja y Aragón hacia el otro lado y…

Luego, en la vera del camino, me senté un rato y abrí el viejo libro de Rimas (las que se publicaron después de su muerte) y Leyendas y leí un rato, despacio, sin prisa, como hay que hacer con estas cosas y convine conmigo mismo que un hombre que escribe: “Por una mirada, un mundo; /por una sonrisa, un cielo;/ por un beso... ¡Yo no sé/ qué te diera por un beso!” No puede pasar de moda….

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