Colegiata de San Cosme y San Damián. Covarrubias. Burgos. Foto: Rafael Nuño.
24 de
julio, domingo. Acariciada por el río Arlanza que lleva sus
aguas al Duero se asienta entre lomas onduladas, en la Meseta de Carazo a la
sombra, no lejana, de las sierras de las Mamblas, Provincia de Burgos, lugares
de la cordillera Ibérica…
Está íntimamente ligada a la
Historia de España. Covarrubias, a veces, es la propia historia de Castilla, de
tal modo que parte de su subsistencia en el tiempo se debe a las huellas ‘del
buen Conde’, al Infantado, o al Archivo del Adelantamiento. Fernán González,
Garci Fernández, doña Urraca o doña Sancha hicieron con su nombre más por el
pueblo que quizá todo el devenir de siglos posteriores.
Covarrubias es, también, un
tesoro recóndito en el páramo castellano. La sola presencia del Tríptico de los
Reyes Magos ‘la joya mimada’ - sin
excluir todo lo demás - es suficiente
para justificar un viaje.
El pueblo ha conservado el
sabor y el saber que se acumula con el tiempo. Recio de castilla, pero
conocedor del aporte económico que deja el visitante, ha conjugado las glorias
pasadas con las más modernas técnicas de comunicación. Ha conseguido unir dos
eslabones con más de setecientos años de distancia en los que Castilla - Covarrubias y Tonsberg en Noruega – se han
unido gracias a una desconocida princesa vikinga enlazada en matrimonio con un
hermano del Rey Sabio y muerta en Sevilla en el siglo XIII. Por aquí pasó la Historia con nombres y
apellidos.
Una bandada de torcaces levanta el vuelo desde
un rastrojo cercano a la carretera. Alternan los campos de lavandas - azules,
morados, violetas – con páramos secos y desiertos. Camino de Retuerta, el viajero ha preguntado
a un viejo rechoncho, tocado con una boina negra. Esta apoyado en un bastón y
deja pasar las horas lánguidas de la siesta del páramo, a las sombras de una
peña.
-
Abuelo, ¿cómo se llama esta sierra?
-
La sierra.
-
Y ¿el desfiladero?
-
Nosotros lo llamamos el desfiladero.
Covarrubias debe visitarse
temprano, las horas más cercanas si es posible a la salida del sol o cuando
declina la tarde porque por aquí vino y se quedó parada el tiempo. Después
siguió camino para detenerse en La Yeca y escuchar el graznara de las urracas,
camino de Silos donde si se detuvo a rezar un rato en gregoriano. Ya ven, cosas
raras que le ocurren, a veces, a uno.
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