viernes, 31 de marzo de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La cantina

El bar de la estación es la cantina. En la estación hay otros bares; tienen otro estilo. La cantina tiene su sello especial. Los bares de la estación de entonces también lo tenían. Eran bares a los que acudía gente que faenaba por la estación. Gente que iba y venía al tren; trabajadores; empleados del ferrocarril con  sus vestimentas azules…

De casi todos,  el superviviente, la cantina. Está junto a la sala de espera. De hecho una puerta la comunica con una habitación grande donde se despachan billetes o donde la gente obtiene información sobre el  tránsito de los trenes que tienen parada.

Otra puerta da directamente al andén. Las obras continuas para adaptarla a los nuevos modelos hacen que el suelo esté un poco inclinado. Normal. Antes de modificar la vía, se cambia el suelo que pisan los viajeros.

Una ventana en uno de los testeros da un pequeño desahogo entre lo que un día fue muelle par mercancías y un emparrado donde los hombres se sentaban, durante horas, a jugar la partida, a tomar un café, a hablar de sus cosas.

Yo conocí de cantinero, a Diego, “Diego, el de la Cantina”. Diego es un hombre amable, atento, servicial. Diego lo sabía todo de los trenes; conocía a todos los maquinitas, y revisores; quién subió anoche con el ‘expres’; si venían a su hora o qué retraso traían , por dónde venía el correo, o qué parada tendría el tren que había pedido vía franca desde una estación remota.

Cuando Diego – su madre, fue cantinera, antes que él – dejó la Cantina regentaron el establecimiento diferentes taberneros. Tuvo, incluso un tiempo  mortecino; abría por dar un servicio a los viajeros.

Ahora, el cantinero es Joaquín. Joaquín sabe y ama el flamenco. Joaquín canta y ha hecho su pequeña carrera más cercana al aficionado que al profesional. Se puso un nombre artístico. Lo tomó de otro bar que regentó con anterioridad. Joaquín se anuncia en los carteles como Joaquín, ‘el de la Bodega’.


Joaquín ha decorado las paredes con  gusto exquisito. Camarón preside. Un mosaico de fotografías antiguas hace juego y compañía a carteles e ilustraciones de flamenco.  Felipe Aranda lo ha recogido… Yo paso por la cantina cuando acudo a hacer uso del tren. Joaquín siempre me recibe con agrado, con profesionalidad. Joaquín es una gran persona.

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