Víctima de la violencia entre nobles españoles del
siglo XIV. Su vida, una pura aventura. Faldas, amoríos, infidelidades, luchas
internas, puñaladas por el poder; ambiciones para dejar lo menor montando
posible a sus hijos.
Leonor de Guzmán nació en Sevilla en 1310. Muere,
cuarenta y un años después en Talavera de la Reina por mandato de la reina
madre, María de Portugal. Ni perdonó ni olvidó sus amores con el rey. Se cumple, al enemigo,
ni agua; en este caso ni la vida.
Alfonso XI casó en 1328 con su prima María de
Portugal. Tres años después no tienen aún descendencia. En aquel tiempo, una
tragedia. Por su parte, Leonor se casó con catorce años, con Juan de Velasco de
quien ya estaba viuda cuando conoce al rey.
Los cronistas la consideran como una mujer muy
atractiva. Se dice que “era en fermosura
la más puesta muger que avia en el Regno”. El rey se enamora. De la
relación nacen diez hijos. Entre ellos, el futuro Enrique II de Trastamara de
quien descienden los reyes de las coronas de Castilla y Aragón…
Ella gana prestancia en la Corte; María de Portugal,
sufre la humillación de la presencia y de la felicidad del rey con la amante.
Aparecen los hijos. El problema se incrementa cuando llegan los nacimientos. El
primer bastardo de nombre Pedro muere en la infancia; luego, hasta diez; el
primer legítimo, del mismo nombre, la Historia lo conoce como “el Cruel”…
Los benimerines se apoderan de Gibraltar; el rey
quiere devolver la plaza a Castilla. Leonor acompaña y vive con Alfonso XI.
Comparte con él “tanto el lecho palaciego como la tienda asentada en el lugar
de la guerra”; María está en el Alcázar de Sevilla…
La peste quita la vida del rey tal día como hoy,
veintiséis de marzo de 1350. Leonor acompaña el cadáver de Alfonso XI. La apresan; la trasladan a Carmona: luego, a
Talavera de la Reina. Allí la ejecutan un año después, 1351, por mandado de la
reina madre.
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