Varios
aldabonazos saltan hoy al ruedo de la prensa. Leerlos duele. Miramos para otro
lado; somos humanos. No queremos escuchar lo desagradable. La gente, sin
embargo tiene problemas; muchos problemas; algunos solucionables; otros, para
echarse a temblar.
El
estado de la red ferroviaria en algunas zonas de España, lamentable. Almería
pide conexión con el resto de Europa; el Campo de Gibraltar, en el olvido. De
Algeciras a Bobadilla, existe el mismo trazado de vía que observaban los
bandoleros cuando recorrían la Serranía de Ronda a caballo.
En
la Sierra de Huelva claman por una autovía que enlace las dos capitales de
provincias limítrofes: Badajoz y Huelva. Dicen que sería una salida a la
despoblación de la zona; una inyección a la economía y una facilidad para la
atracción del turismo al que ven como tabla de salvación.
Dice
la Junta que saca tropecientas mil plazas para opositores dentro de unos meses.
Desde la distancia veo la zozobra y la inseguridad de quien ansía porque lo
necesita un puesto de trabajo…
Hay
una tercera. Dura, tremenda. Humana. Una porteadora muere aplastada por una
avalancha en Ceuta. La apertura de un nuevo paso fronterizo, dicen los que
saben, ha sido un efecto llamada para la gente que lucha contra su propia
miseria y buscan en el tráfico de mercancías una salida para su angustia
económica.
Se
llamaba Suad al Kathabi, era ciudadana ‘del amable vecino de enfrente’, o sea,
Marruecos; tenía veintidós años. Era
madre de un bebé de cinco meses. Su marido se sintió indispuesto. Ella cargó
con el fardo. Eso lo hacen miles de personas cada día. La muchedumbre no tiene
espera. A veces hay un cierre de fronteras imprevisible; viene la avalancha. La
muchedumbre la pisoteó y la aplastó.
Estas
personas sobreviven con lo arañan de su propia miseria. Dice el periódico que,
a algunos, no les da ni para pagar la luz y el agua. Pensar en otras cosas es
deslizarse por los caminos de la utopía.
Nosotros mientras tanto planeamos las
vacaciones que llegan y hablamos de que
ya está aquí el buen tiempo. Chicas monísimas se bronceaban esta mañana en La
Malagueta. Probablemente alguna sea de la misma quinta que Suad. Seguiremos
mirando para otro lado; no pasa nada.
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