La campana grade, la que está en el lado norte de la
torre, ha anunciado que es la hora del Angelus. Hay un tropel de abejas. Liban
en las flores del camino; las margaritas son mariposillas quietas; nadie las
mira; nadie les echa cuenta; está ahíto
el ciruelo blanco del borde de la alberca; se ha llenado de brotes tiernos la
higuera…
Angelus. Cielo entoldado; el campo chorrea por los
poros de las yerbas las aguas de ayer. Llovió fuerte ayer. Sopló a media tarde
algo de viento. Oreó. Parece, ahora, que
otra vez va a llover. El campo espera. Todo es quietud.
Han subido los cormoranes como todos los días. Estos
pájaros negros pasan la noche en otro sitio. Cuando lo tienen a bien vuelan sobre
la lengua del agua. Se dan un chapuzón; siguen camino. Se han posado en el
eucalipto grande, el que está al borde del río. Primero llegó uno; luego,
otros; después han llegado varios más.
Una garza solitaria, patilarga y con el moño como de
enfado se mueve entre los juncos. Las garzas no dan miedo; asombra su figura
tan esbelta. Parecen que ellas son de otra fiesta. Están por aquí como de
prestadas. El río es de ellas pero van de paso…
Hay un tañido de campana; cruza el campo. La campana
grande dice que es la hora. Toca a rezo del Angelus. En el campo, antiguamente,
se desuncían las yuntas. En el hato frontiles, coyundas y aguijada. Era hora de
almuerzo. Las yuntas dejaban la besana. Volvían a las pesebreras. Un ejército
de bisbitas moviendo la cola, nerviosas, inquietas, curiosas picoteaban
buscando los bichillos del surco.
Hay un pitido largo. Es el tren que viene. El tren
anuncia su llegada desde mucho antes de entrar en la estación. Avisa a los
viajeros; hace un toque de atención por si alguien está en las cercanías del
paso a nivel. Hay un ruido de hierros que frenan. Luego, silencio…
Don Pío Baroja escribió otro Angelus. Eran
pescadores. Trece hombres y una mujer; estaban en una mar lejana…Yo, estoy solo
en el campo. La campana, la campana grande de la iglesia, ha llamado al rezo
del Angelus. El campo que es sabio conoce que el “Ángel del Señor anunció a
María…”
Qué bonito, Pepe, qué bonito, amigo. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maestro.
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