Álora, ya
huele a flores nuevas; a tallos de olivos tiernos; a azahar de abril; a cera y
a incienso; a penumbra de iglesia y a
recogimiento; a romero en el Hacho; a
almoradux en las sierras…
Y se viste
de otras flores: clavellinas y geranios; alelíes y yerbabonita, que no huelen, pero extienden
una alfombra para que pisen las plantas divinas de Jesús y María sobre nuestra
tierra.
Y se echa a
la calle. No hay nada que nos guste más a los perotes que el redoblar de
tambores marcando el paso; y la llamada de trompetas; y ese bullir de túnicas y
velas y…; entonces, es entonces
cuando entornamos los ojos y…
Sabemos que
estamos en Cuaresma y las calles ya no son unas calles cualquiera. Se hacen Jerusalén
más cercana, más nuestra. Por ellas vendrá Jesús sobre una borriquilla.
¡Hosanna al Hijo de David!; o Atado a una Columna o Jesús Orando en el Huerto….
– “Padre mío, si es posible… pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Vendrá
vestido de Nazareno. “No me mueve mi Dios para quererte…” Él con su cruz; nosotros, con la nuestra de
cada día. Cristo Crucificado…; oración a
pie de calle. “Muéveme Tú,/ muéveme de
tal manera que aunque no hubiera cielo yo te…”
María acoge
las advocaciones de los sentimientos más profundos del hombre: Soledad, Amor “Madre, ahí tienes a tu hijo; hijo, ahí tienes
a tu Madre”. Dolores, la madre del dolor sin consuelo; la madre que mira y
comprende las preguntas sin respuesta.
“Silencio,
porque podemos hablar distintas lenguas pero todos hablamos el mismo silencio”.
Lo dijo el maestro Alcántara. Piedad o Silencio. “Oh, vosotros que pasáis por
el camino, mirad si hay dolor semejante a mi dolor”.
La Virgen de las Ánimas es dulzura, consuelo,
tristeza; fuente de peticiones que no se agota, ¡Ay, Madre mía, trabajo!; ¡Ay,
Madre mía, por mi… enfermo! ¡Ay, Madre mía…, Madre mía!
Sobre el
catafalco Jesús, camino del sepulcro. Sencillez y respeto; oración,
sobrecogimiento. ¡Ay de aquel que no respete a su Dios muerto! En la Soledad María lleva su propio dolor; el acumulado del año, el pueblo. No hay
consuelo. “Consumatum est” No; todo no ha terminado. Solo cuarenta días; luego…
Cristo resucita. Días de gloria; “al
partir el pan, dice el evangelio, lo reconocieron”.
SOBERBIO, querido maestro.
ResponderEliminarMuchas, amigo José Vicente.
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