lunes, 29 de septiembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Margaritas en otoño?

 

 







Septiembre, 27 lunes

 

Llamó hace unos días el otoño a las hojas del calendario. Vino como suele hacerlo: calor de mediodía arriba y un poco de fresco de madrugada; al amanecer, si el aire es de arriba, o sea, seco, aparecen las primeras escarchas y en las umbrías, incluso gotas de rocío.

Decía la copla: “Por la mañana el rocío / al mediodía, calor / por la noche los mosquitos / no quiero ser labrador”. Abarcaba de solo a sol. Ya se sabe quién se arrima al campo, como poco se trae polvo en los zapatos.

Dicen los golosos que es también el tiempo de las mermeladas. Según que sitio le dan otros nombres y en función de la materia prima que entra es su composición se conocen por: carne de membrillo, compotas, jalea, (si es de abeja, entonces, sube de categoría y se le llama ‘jalea real’, calabazate, arrope, y si me apuran pues mermelada de ciruela, higos, melocotón, albaricoque, manzana, pera… La imaginación y el arte de la repostería no tiene límites.

Hay también un tiempo mientras llegan las lluvias. Hoy en Levante, ya están haciendo de la suyas y me ha hecho gracia, maldita gracia, una señora que ha dicho en televisión “es que hay zonas inundables”- que se llama la sanmiguelá, en torno a la festividad, de hoy, del arcángel. Tiempo de tormentas, seco y caluroso…

Ya deben estar hechos los barbechos y dentro de nada vendrán las sementeras. Lo que no hay son flores silvestres. El campo está traspillado, agostados los pozos y no corren las cañadas. Todas las florecillas de primavera no resistieron los rigores del estío y ahora, aguardan el ciclo de la vida para luego, cuando corresponda, vestirán de colores los campos.   

Han florecido las batatas de Jerusalén. Siempre florecen en otoño, aunque haga calor como lo hace ahora. En mi pueblo las llamamos margaritas, pero no lo son. En mi pueblo a muchas cosas les cambiamos el nombre y, luego, pasa lo que pasa. Por ejemplo, a la fiesta más grande que se celebra en la mañana de Viernes Santo se le llama Despedía y es el mayor de los reencuentros…. Menos mal que con las “margaritas” salvamos los muebles.

Tienen una belleza impactante. Hay lugares donde sus bulbos porque es una planta rematada en flor, son comestibles. Su nombre ciéntifico es Helianthus tuerosus. Su inflorescencia, una cabeza floral, amarilla de 5 a 10 cm de diámetro. En otros lugares la llaman, también, alcachofa de Jerusalén.

 

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