Septiembre,
27 lunes
Llamó
hace unos días el otoño a las hojas del calendario. Vino como suele hacerlo:
calor de mediodía arriba y un poco de fresco de madrugada; al amanecer, si el
aire es de arriba, o sea, seco, aparecen las primeras escarchas y en las
umbrías, incluso gotas de rocío.
Decía
la copla: “Por la mañana el rocío / al mediodía, calor / por la noche los
mosquitos / no quiero ser labrador”. Abarcaba de solo a sol. Ya se sabe quién se
arrima al campo, como poco se trae polvo en los zapatos.
Dicen
los golosos que es también el tiempo de las mermeladas. Según que sitio le dan
otros nombres y en función de la materia prima que entra es su composición se
conocen por: carne de membrillo, compotas, jalea, (si es de abeja, entonces, sube
de categoría y se le llama ‘jalea real’, calabazate, arrope, y si me apuran
pues mermelada de ciruela, higos, melocotón, albaricoque, manzana, pera… La
imaginación y el arte de la repostería no tiene límites.
Hay
también un tiempo mientras llegan las lluvias. Hoy en Levante, ya están
haciendo de la suyas y me ha hecho gracia, maldita gracia, una señora que ha
dicho en televisión “es que hay zonas inundables”- que se llama la sanmiguelá,
en torno a la festividad, de hoy, del arcángel. Tiempo de tormentas, seco y
caluroso…
Ya
deben estar hechos los barbechos y dentro de nada vendrán las sementeras. Lo
que no hay son flores silvestres. El campo está traspillado, agostados los
pozos y no corren las cañadas. Todas las florecillas de primavera no
resistieron los rigores del estío y ahora, aguardan el ciclo de la vida para
luego, cuando corresponda, vestirán de colores los campos.
Han
florecido las batatas de Jerusalén. Siempre florecen en otoño, aunque haga
calor como lo hace ahora. En mi pueblo las llamamos margaritas, pero no lo son.
En mi pueblo a muchas cosas les cambiamos el nombre y, luego, pasa lo que pasa.
Por ejemplo, a la fiesta más grande que se celebra en la mañana de Viernes
Santo se le llama Despedía y es el mayor de los reencuentros…. Menos mal que con
las “margaritas” salvamos los muebles.
Tienen
una belleza impactante. Hay lugares donde sus bulbos porque es una planta
rematada en flor, son comestibles. Su nombre ciéntifico es Helianthus
tuerosus. Su inflorescencia, una cabeza floral, amarilla de 5 a 10 cm de
diámetro. En otros lugares la llaman, también, alcachofa de Jerusalén.
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