sábado, 20 de septiembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Fernando Espíldora

 





Septiembre, 20 sábado


Un grupo de Ciencias de la Educación de la UMA prepara un trabajo – eso es lo que me dijeron, más o menos – sobre la cultura en los pueblos a finales del siglo XX. Nosotros en Álora, en el Colegio Público Los Llanos emprendimos una tarea de acercar la Escuela Pública a esa otra Cultura que iba por otros caminos. Esta mañana, al intentar contestar, ido al archivo para documentarme y me he encontrado.

Las Semanas de Cultura Andaluza, en Álora, en el Colegio Público Los Llanos, bajo la dirección de Francisco Pérez Parras,  no fueron “la toma de la Bastilla” ni “el asalto al Palacio de invierno” (aún no se había aprobado el Primer Estatuto de Andalucía) como alguna mente preclara malagueña intentó etiquetar un renacimiento de la cultura en los pueblos, el acercamiento y la común unión de un Centro Público del enclave rural a la élite del mundo de la política, del saber, del arte, de la poesía…

Las Semana se hicieron porque contaron con ayuda de Instituciones (Ayuntamiento de Álora, Diputación, Junta de Andalucía…) Asociaciones - los padres fueron un pilar incalculable – peñas y, sobre todo profesores del centro y amigos del pueblo. En el camino se nos quedaron algunos. He tropezado con la reseña de la 16ª Semana. El año anterior, Fernando Espíldora, partió cuando la primavera llamaba a la puerta.

“Se ha ido, publicamos, el martes 8 de marzo de 1994, entornando la puerta. Treinta  tantos años dedicados a la escuela a la que solo dejó de asistir cuando la enfermedad pudo más que su propia voluntad. Pintor y poeta: ‘Beso a beso – había escrito – así esculpe el agua, así modela el maestro’. Profundo sagaz y estoíco. ‘ La vida, me espetó una tarde – camino de La Rosaleda – es un viaje en autobús y mi parada ya ha llegado. Irónico.  ‘Tarjeta amarilla, Manolo – le dijo al entrañable amigo, Manuel Alcántara, al reencontrarnos en calle Larios, cuando le preguntaba por la salud -, lo mío ha sido tarjeta amarilla’. Fernando ha dejado tras de sí una estela de hombre de bien. Pudo ser si existe la reencarnación, el espíritu de Séneca: ‘No conozco a nadie que le guste el vino y sea mala persona’. Recibió el abrazo de la madre tierra. ‘A las aladas almas de las rosas del almendro de nácar, - en que Miguel Hernández requería a su amigo te requerimos-   compañero del alma, compañero”.

Como sabes Fernando nos viene el Cádiz y como aquella noche en que sonó el himno de la Champions y se me escaparon las lágrimas pensando en tí, y como tantas otras,  ahora, gracias a estos jóvenes que me han pedido una información, me vuelvo a acordar de ti…

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