Septiembre,
20 sábado
Un
grupo de Ciencias de la Educación de la UMA prepara un trabajo – eso es lo que
me dijeron, más o menos – sobre la cultura en los pueblos a finales del siglo
XX. Nosotros en Álora, en el Colegio Público Los Llanos emprendimos una tarea
de acercar la Escuela Pública a esa otra Cultura que iba por otros caminos.
Esta mañana, al intentar contestar, ido al archivo para documentarme y me he
encontrado.
Las Semanas de Cultura Andaluza, en Álora, en el Colegio
Público Los Llanos, bajo la dirección de Francisco Pérez Parras, no fueron “la toma de la Bastilla” ni “el
asalto al Palacio de invierno” (aún no se había aprobado el Primer Estatuto de
Andalucía) como alguna mente preclara malagueña intentó etiquetar un
renacimiento de la cultura en los pueblos, el acercamiento y la común unión de
un Centro Público del enclave rural a la élite del mundo de la política, del
saber, del arte, de la poesía…
Las Semana se hicieron porque contaron con ayuda de
Instituciones (Ayuntamiento de Álora, Diputación, Junta de Andalucía…)
Asociaciones - los padres fueron un pilar incalculable – peñas y, sobre todo
profesores del centro y amigos del pueblo. En el camino se nos quedaron
algunos. He tropezado con la reseña de la 16ª Semana. El año anterior, Fernando
Espíldora, partió cuando la primavera llamaba a la puerta.
“Se ha ido, publicamos, el martes 8 de marzo de 1994,
entornando la puerta. Treinta tantos
años dedicados a la escuela a la que solo dejó de asistir cuando la enfermedad
pudo más que su propia voluntad. Pintor y poeta: ‘Beso a beso – había escrito –
así esculpe el agua, así modela el maestro’. Profundo sagaz y estoíco. ‘ La
vida, me espetó una tarde – camino de La Rosaleda – es un viaje en autobús y mi
parada ya ha llegado. Irónico. ‘Tarjeta
amarilla, Manolo – le dijo al entrañable amigo, Manuel Alcántara, al reencontrarnos
en calle Larios, cuando le preguntaba por la salud -, lo mío ha sido tarjeta
amarilla’. Fernando ha dejado tras de sí una estela de hombre de bien. Pudo ser
si existe la reencarnación, el espíritu de Séneca: ‘No conozco a nadie que le
guste el vino y sea mala persona’. Recibió el abrazo de la madre tierra. ‘A las
aladas almas de las rosas del almendro de nácar, - en que Miguel Hernández
requería a su amigo te requerimos-
compañero del alma, compañero”.
Como sabes Fernando nos viene el Cádiz y como aquella noche
en que sonó el himno de la Champions y se me escaparon las lágrimas pensando en
tí, y como tantas otras, ahora, gracias
a estos jóvenes que me han pedido una información, me vuelvo a acordar de ti…
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