martes, 9 de septiembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Medinaceli

 

 

                              Arco de Medinaceli, S. I d.C.

 

                                         MEDINACELI


“Una de queso” vociferó Evelio con tono recio hacia un ventanuco cuadrado y pequeño por el que se veía la silueta de una mujer que faenaba en la cocina. Él llenó unos vasos pequeños de vino tinto peleón.

El Evelio - como todos le llamaban - tenía cincuenta  y picos de años, la cara arrugada y la experiencia de los pueblos viejos acumulada sobre sus espaldas. Evelio Rada regenta la taberna del pueblo. Ha sido cacharrero, colmenero y esquilador. De joven, por noviembre, nunca se arredró de subir a las ramas más altas de la nogala del Eustaquio, o a las del Puerto de las Monjas, o a las de la tía Petra que, desde que el Capracio se fue a Barcelona, casi nunca salía de casa.

- ¿Sabe usted? Por aquí, hace años, hubo uno de su tierra y era muy trabajador.

- ¿Ah, sí? ¿Y en qué trabajaba?

- No lo sé.



                    Museo Paleontológico. Ambrona. (Soria)

 

Ambrona tiene un museo paleontológico; cielo azul y tierra ocre; En Esteras bajo llave, no lejos de la carretera que va a Aragón, nace el Jalón, y Ventosa del Ducado se desmorona, abandonada. Medinaceli no se ve desde abajo. Solo el Arco. Es soberbio. Otea vientos y horizontes. Arriba, al subir la cuesta su triple arcada se asoma a una pendiente suave salpicada de coníferas raquíticas. No hay nadie en la plaza mayor y las sombras de las arcadas avanzan hasta casi su mediación.

- ¿Usted también viene a ver lo de los romanos?

- Sí.

- Vienen muchos, ¿Sabe? Todos viene a lo mismo y luego siguen camino y dicen que van a Numancia, en Garray, cuando pasan el Duero…


 

                        Medinaceli


No es extraño encontrar por los campos de Medinaceli personajes como el cura de Chaorna – el del sermón – o como Evelio, o como aquel pastor que a su regreso de Yuba espetó a Avelino Hernández “Cuando está satisfecho, el diablo también es buena persona”.

Transitar por estos campos es ir en compañía de la soledad y el silencio. Balan los rebaños o levantan nubes de polvo en la lejanía perdidos en la tierra ondulada. Se camuflan los pueblos en un mimetismo total con la propia tierra. Cantan los tordos en  las choperas del soto a orillas del Izana.

- Tome cuanto chorizo y pan de hogaza pueda y beba en todas las fuentes, me aconsejó Evelio. Si puede ser, recostado sobre los muros de la iglesia, le contesté yo, mejor. Casi con seguridad no encontrará a nadie, continuó. Ah, y si es invierno, procure que no le agarre el cierzo. Ante eso, la sensatez aconseja a no transitar por los caminos.

- Lo intentaré.


  Nacimiento del río Jalón.


Pd. Este artículo lo publiqué en SUR de Málaga, el domingo 3 de noviembre de 1991. Volví a Chaorna en 2010. No estaba Evelio. El bar tenía aspecto de llevar mucho tiempo cerrado. Tampoco pude preguntar a nadie. Con un amigo hablo sobre esa tierra soriana donde se acaba Castilla la Vieja.  Se lo he enviado.

 

 

          

 

 

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