sábado, 6 de septiembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Luz y color: arte

 


                      Nueva York. Cristóbal Pérez García



Septiembre, 6 sábado.

 

La Asociación de Artistas Independientes de Álora está integrada por pintores nativos de la localidad y por otros residentes (hay quien vive en esta ciudad blanca de la Hoya de Málaga desde hace varios años) que han captado la luz que impera en la zona.

Han abierto una ventana. En esta ocasión es la Decimo Tercera vez que lo hacen y muestran su evolución pictórica, su manera de impregnarse de la luz, de la esencia que les rodea y lo pasan por filtro de sus almas de artistas para devolverlo en medio de la belleza y la sutileza de la otra trabajada y bien hecha.

Cristóbal Pérez Garcia, Yolanda Fernández, Cristina Salmerón, Ana María Garrido, Fernando Bernal, Skye Montegriffo, Mariana Díaz, María José Campos, María Van Stekelenbur, Julia Gross, Salvador Chamizo, Juan José Postigo, Antonio Díaz Berlanga…

Son ellos o parte de su alma que desnudan y se muestra al público a modo de una ciudad que lucha en una sobrevivencia sobre sí misma y se eleva y se eleva en busca de un cielo imposible; de una mirada penetrante que escrudriña a quien se estaciona ante la obra y se empapa de ella; una perspectiva que se profundiza en un paisaje donde el árbol, además de dejar de ver el bosque traslada a una profundidad donde deja que vuele el pensamiento libre como una hipotética mariposa que se deja llevar por la contemplación de la luz y la belleza.

Se afianza el buen momento de Cristóbal Pérez García. Como la Consagración de la Primavera de Stravinski sus cuadros son un ballet de olas de nácar en mares azules o en la arquitectura de la ciudad moderna que lucha en su interior consigo misa; Ana Maria Garrido es la paz espiritual de una mujer con una riqueza de vida interior muy fuerte; la progresión de Fernando Bernal; la quietud del paisaje o el sosiego en el retrato, de Julia Gross. Antonio Díaz Berlanga, rememora su antigua profesión y nos regala un bosque de ‘dulce’, dos adolescentes frente a un mar azul o la calma de los veleros en la bahía.

Irrumpe por primera vez María José Campos. Tiene, a mi modo de ver, mucho que decir. Un colectivo de mujeres nos aporta luz, dominio de la técnica, pinceladas seguras, almas pletóricas de vida, miradas que van más allá… Si ustedes se acercan a la exposición se van a llevar una sorpresa muy grata. Yo la he tenido. No lo duden, háganlo.

                                             

                                               El bosque de Cantabria. Antonio Díaz Berlanga


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