lunes, 8 de septiembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Natividad de María

 

 

                            

                                    Procesión de la Virgen de Flores. Álora (Málaga)


Septiembre, 8 lunes

 

El ocho de septiembre, cuando ya el otoño casi toca a la puerta, la Iglesia Católica celebra a tercera gran fiesta mariana del verano. Precedieron el Carmen, la Virgen marinera, el 16 de julio y la Asunción a mediados de agosto. Alguien dijo que España es mariana por excelencia. No tuvo que apretarse mucho para verlo.

En nuestra tierra hemos dado a la Vírgenes a las que veneramos y advocamos nombres entrañable. Unas veces, les hemos puesto ese nombre de lo que nos acongoja y así, la conocemos por Virgen de los Dolores, Angustias, Esperanza, Ánimas, Paz, Amargura, Salud, Soledad, Auxiliadora, Remedios, Nuestra Señora de las Mercedes, Virgen de los Desamparados…

En otras las advocamos con un nombre de un lugar: Virgen de la Sierra, del Valle, María del Monte, María del Mar, del Prado, Virgen de Roca-Amador, Fuensanta y cuando la cosa no es tan exuberante, nos conformamos con memos, Virgen de Caño Santo. En ocasiones se nos viene a la mente con nombre de las frutas o con las características propias que concede la naturaleza en ese lugar: Oliva, Virgen de la Granada, Virgen de las Nieves, de los Altos, Virgen de Los Llanos, Virgen de la Cabeza.

Virgen de Flores la llamamos en Encinasola, Álora, Bodonal de la Sierra, Palos…  Y podríamos seguir con todas las advocaciones con las que la piropea la letanía en el rezo del Rosario. El tercer concilio de la Cristiandad, el de Éfeso, en torno al 431, le concedió el mayor título que pudo dársele: “Madre de Dios”.

Hoy, en muchos puntos de España, el pueblo se ha echado a la calle y, en algunos la ha vitoreado con el nombre de Victoria. En esos casos, hace referencia a una batalla, pero podría habérsele aplicado porque fue concebida sin manchan y aplastó la cabeza del símbolo de la soberbia – quizá el gran pecado – allá en el comienzo de los tiempos, no físicos, sino de aquellos en los que el hombre tuvo consciencia de quien era.

Bendita sea tu pureza, escribí ayer, y lo repito hoy, y eternamente los sea… y si me permiten agrego: “no nos dejes Madre mía”. Este mundo está hecho un desastre y como no pongáis una mano los de arriba, los de abajo solo hacemos empeorarlo ¿No me crees? Echa un vistazo a tu tierra de Gaza, a los hombres se nos acaba la capacidad de tener más maldad…


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