Procesión de la Virgen de Flores. Álora (Málaga)
Septiembre,
8 lunes
El ocho
de septiembre, cuando ya el otoño casi toca a la puerta, la Iglesia Católica
celebra a tercera gran fiesta mariana del verano. Precedieron el Carmen, la
Virgen marinera, el 16 de julio y la Asunción a mediados de agosto. Alguien
dijo que España es mariana por excelencia. No tuvo que apretarse mucho para
verlo.
En
nuestra tierra hemos dado a la Vírgenes a las que veneramos y advocamos nombres
entrañable. Unas veces, les hemos puesto ese nombre de lo que nos acongoja y
así, la conocemos por Virgen de los Dolores, Angustias, Esperanza, Ánimas, Paz,
Amargura, Salud, Soledad, Auxiliadora, Remedios, Nuestra Señora de las Mercedes,
Virgen de los Desamparados…
En
otras las advocamos con un nombre de un lugar: Virgen de la Sierra, del Valle,
María del Monte, María del Mar, del Prado, Virgen de Roca-Amador, Fuensanta y
cuando la cosa no es tan exuberante, nos conformamos con memos, Virgen de Caño
Santo. En ocasiones se nos viene a la mente con nombre de las frutas o con las
características propias que concede la naturaleza en ese lugar: Oliva, Virgen
de la Granada, Virgen de las Nieves, de los Altos, Virgen de Los Llanos, Virgen
de la Cabeza.
Virgen
de Flores la llamamos en Encinasola, Álora, Bodonal de la Sierra, Palos… Y podríamos seguir con todas las advocaciones
con las que la piropea la letanía en el rezo del Rosario. El tercer concilio de
la Cristiandad, el de Éfeso, en torno al 431, le concedió el mayor título que
pudo dársele: “Madre de Dios”.
Hoy, en
muchos puntos de España, el pueblo se ha echado a la calle y, en algunos la ha
vitoreado con el nombre de Victoria. En esos casos, hace referencia a una
batalla, pero podría habérsele aplicado porque fue concebida sin manchan y
aplastó la cabeza del símbolo de la soberbia – quizá el gran pecado – allá en
el comienzo de los tiempos, no físicos, sino de aquellos en los que el hombre
tuvo consciencia de quien era.
Bendita
sea tu pureza, escribí ayer, y lo repito hoy, y eternamente los sea… y si me
permiten agrego: “no nos dejes Madre mía”. Este mundo está hecho un desastre y
como no pongáis una mano los de arriba, los de abajo solo hacemos empeorarlo
¿No me crees? Echa un vistazo a tu tierra de Gaza, a los hombres se nos acaba
la capacidad de tener más maldad…
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