Mayo, 7, miércoles.
Desde la
distancia es un caserío de forma alargada a orillas del arroyo Jévar entre El
Morquecho y Casablanquilla. Ni lejos ni cerca. Lo suficiente. La orografía
obliga a dar un rodeo…
Linda al
norte con la carretera del Vado del Álamo; a sol naciente, con los arroyos del
Espinazo del Perro, ese que viene desde La Joya y Los Nogales, pasa por tierras
del cortijo de los Cabritos y aguas abajo deja de llamarse arroyo de los
Pilones y toma el otro, el de referencia canina. Ese. Lleva sus aguas cuando
las trae, a modo de riadas, al Jévar que lo circunda…
Debe el
nombre a la familia de este apellido afincada en Álora en el siglo XVI, a la
que pertenecían Alonso de Tendilla, escribano público de la Villa en 1514 y
Cristóbal de Tendilla ya muerto en 1561.
Lo
atraviesa una realenga. Está datada el 12 de diciembre de 1778, en la época de
Floridablanca, cuando se plantea por parte de la Hermandad Viñeros de Málaga el
problema de dar salida a los vinos en los meses de invierno.
Se
estudian alternativas pero, en un
principio, se desecha la de la Venta Tendilla que “iba por las ventas de
Cártama y Tendilla llamada de Puerto Llano. Camino tan malo y penoso que ningún
coche o calesa ajustada en la Corte quería pasar, ni en tiempo de verano, y
menos en invierno en que las lluvias lo ponían intransitable”.
Si por
“desconocimiento o precisión había de pasar, tenía que valerse de bueyes de las
haciendas inmediatas para sacar los carruajes y en ambos tiempos se necesitaba
hacer noche en la Venta Tendilla”.
“Estaba
situada cinco leguas de Málaga y a 6 de Antequera de forma que siendo por la
herradura solamente siete, por la carretera venían a ser once, y
consiguientemente, dos las jornadas”.
El Catastro
del Marqués de la Ensenada, a mediados del siglo XVIII, dice “que en este término y jurisdicción hay
de presente, como a distancia de media legua (de Álora), poco más o menos, una
venta que llaman de Tendilla, en el mismo camino carretero que va a la ciudad
de Antequera”
Dice: “es
propia de don Juan Andrés Gamero, Cura parroquial de la ciudad de Marbella, que
la tiene en arrendamiento Simón Evaristo al
precio de mil seiscientos reales, y la consideran de utilidad, después de pagar
la renta, cuatro reales en cada un día”.
Hoy, más historia que realidad…
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