sábado, 3 de mayo de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitacora. Punto y seguido

 






Mayo, 3 sábado.

 

Por ahora. No ha sido un punto y final. Les digo, por ahora, no. Tienen que venir más muestras con otros temas que exponga la vida del pueblo que vive a orillas de un gran río…

María del Pilar Ferrari clausuró ayer domingo, por la tarde, la exposición de fotografías “Primera luz” en la que ha mostrado en la Galería Grande, en los Balconcillos del Guadalquivir en la Puebla del Río… Y al final, siempre, al final del túnel, la luz que se impone.

Ha captado colores violetas, rojizos, encarnados, cobrizos, colores donde se aparecen el añil o el magenta; colores que dan vida, sentido y sentimiento. “yo recuerdo aquel río…”

Sabemos que al Guadalquivir, para medio entenderlo, como la otra tarde hizo en la faena de capa a su segundo, el maestro Morante que vive  unas casas más allá donde ha estado la muestra, a orillas del mismo río, hay que apartarlo de su espuma...

Uno, es el río que nace entre quebradas. ¿Se acuerdan? En la Escuela – aquella que don Antonio Machado que tanto tiene que ver con este río, también decía que era ‘aborrecida, y los niños cantábamos delante del mapa de huele: “El río Guadalquivir nace en las sierras de Pozo y Cazorla….” Sí, pero no.

Y luego, más adelante, seguía la retahíla infantil  -por si alguno andaba despistado entre los pliegues del hule, que pasaba “por Montoro, Córdoba y Sevilla… “Sí, pero, tampoco.

El río Guadalquivir es éste que María del Pilar Ferrari nos ha sacado de la niebla, de la arboleda de ribera confusa y oscura, de los sotos con árboles gigantes… Ha exprimido la ‘primera luz’ esa que pudo haberse escapado de la Mano del creador cuando dijo: “Hágase la luz” y erró y vagó cada día para volver a aparecer cada mañana cuando…  Yse hizo. Ferrari ve lo que todos miramos, pero solo ella ve y nos lo regala para deleite, para gozo, para recreo o para sueños (“con la niebla la mañana es una misteriosa dama”). Asombra a quienes se ha acercado a la muestra y lo deja sin palabra y entonces es cuando sale… ¡Dios mío, cuanto arte anida en las almas de las personas anónimas que nos cruzamos por la calle!

Y el río se aleja y se va, sin prisa, con aguas rizadas según venga o vaya la marea, amplio, sereno y en paz consigo mismo hacia otras tierras…

 

 

 

 

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