sábado, 17 de mayo de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Cachorro

 




Mayo, 17, sábado.


Han cantado las Sevillanas muchos. Es algo así como otro canto a la alegría escapado de un imaginario pentagrama de Beethoven sin pasar por el arreglo de Miguel Ríos. Puede ser también un diálogo como no se ha escrito otro. Un diálogo cantado: “En cielo hay dos hermanas, Triana / que son Justa y Rufina,/del Cachorro están hablando, Triana, / y dicen que no han visto, /un semblante agonizando, Triana, /Igual al de ese Cristo”.

La España del siglo XVII era una España intolerante y de fanatismo religioso. Comenzaba a aflorar la pobreza que anunciaba el fin del siglo de Oro y la gente se refugia en las Cofradías como lugar de amparo. En Sevilla hay muchos hospitales que recogen a menesterosos. No tiene medios. Se les plantea la fusión. El nacimiento de nuevas cofradías es un escape ante las necesidades acuciantes y un lugar donde el fervor religioso tiene cabida.

Cada collación – terreno cercano a la iglesia, pero que no identificable con lo que hoy entendemos por barrio- tiene en su suelo la proliferación de oficios. Alfareros en Triana; entalladores y armadores en el Arenal… Acude gente de muchos sitios. Unos se quedan en la capital; otros, se las buscan en los pueblos cercanos donde la economía está más floreciente.

 Del Campo de Calatrava acude Lucas Ruiz Gijón. Se establece en Utrera. Allí nace, entre otros, Francisco Antonio Ruiz-Gijón. Murió con poco más de sesenta años en Sevilla.  Peregrinaje por escuelas de oficios como aprendiz. Despunta el niño con unas cualidades soberbias para la talla. Entre otros maestros recibe clases de Pedro Roldán.  

Dice la leyenda que una noche de regreso a la casa se encuentra con una reyerta. Agoniza un gitano de apodo, Cachorro, como consecuencia de varias puñaladas. Toma apuntes. Al año siguiente se procesiona un Cristo Crucificado que se encuentra en los últimos estertores de la vida antes de caer bajo la muerte. El pueblo reconoce al gitano, lo identifica y le pone mismo mote del hombre asesinado…

Hay quien opina que esta leyenda es apócrifa. Se apoyan en que hay varias Cristo similares. Sea o no cierta el Cristo de la Expiración, que el pueblo conoce como El Cachorro es quizá la obra más sublime del Barroco sevillano que como decir, la cumbre del Barroco español. Estos días, por esas concesiones a veces difíciles de explicar se ha permitido su salida dentro de grandes medidas de seguridad para que sea procesionado en Roma….

Personalmente tengo unas ganas enormes de que esta imagen y la de la Esperanza de Málaga – que ha compartido, si me permiten la palabra, la experiencia de la salida – retornen a sus templos…

“No me mueve mi Dios para quererte, del cielo que me tienes prometido…”

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