martes, 13 de mayo de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¡Ay, Portugal! ¿Por qué te quiero tanto?

 

         


Mayo, martes, 13

Hoy es un día grande en Portugal. He estado un puñado de veces por allí. Tantas, que no recuerdo cuando fue la primera, pero de todas tengo pinceladas de eso que llamamos olvido y se incrusta en el recuerdo.

Hace más de treinta años que fui a Fátima la primera vez…; la última, cinco o seis. No hay palabras para definir la impresión causada por la fe de un pueblo. Pueden o no entenderse algunas cosas. La admiración y el respeto se impone. Queda un hálito flotando y un porqué sin respuesta.

Era una añana de lluvia intensa; barrizal intransitable. Al pie de Montemor o velho un hombre vendía gallinas en una jaula. Se empeñó en vendérmelas. ¿Qué hacía yo con una jaula de gallinas en medio de aquel lodazal? Salí victorioso; las gallinas, también. Se quedaron en su jaula.

Verano; mediodía implacable. Perdido entre pastos secos en el Alentejo me pregunto en voz alta ¿qué se me ha perdido aquí? Como un resorte, saltaron Andrés y Paqui ¿eso, preguntamos nosotros, ¿qué se nos ha perdido aquí? Mari Pepa me echó un capote de ángel. Se puso de mi parte…

De Grándola, un recuerdo para enmarcar. Grándola vila Morena era la canción señera. Ponía en marcha la Revolución de los Claveles del 25 de abril. “Terra da Fraternidade”. Alojados en Minas de Lousal. Decidimos ir a Grándola. Caía la noche. Al llegar al coche, pinchado. Pasaba un hombre se interesó por mi desolación. Me dijo que iba por un mecánico (desconfié) al rato, volvió. El mecánico se percató que no era un pinchazo, el neumático estaba cortado. Me llevó al taller. Solo, a pesar de que le dije, que me pusiese las dos ruedas, me puso una. El otro, me dijo, está en buen estado. Me cobró lo que valía. Intenté dar una propina al buen samaritano y el hombre me dijo: En aquella casa de la esquina vivo yo, si necesitan algo… “Terra da fraternidade”

He entrado por Miranda do Douro. Saramago decía que los peces pasaban de una orilla a otra bajo el puente sin tener en cuenta las aguas internacionales; por Evora. Compré, en español, el Libro del Desasosiego de Pessoa; por Alocutim antes de tener la tirolina; por Rosal de la Frontera – puñetero reloj que delató a Miguel Hernández – ante el aduanero; por Barrancos donde matan el toro en la plaza, por Ayamonte…

El Algarve, Cabo de San Vicente, Alentejo, Sines, Sintra, Lisboa, Coimbra,  Guimaraes, Aveiro, Nazaret, Braganza, Oporto y la estación de San Bento, y… ¡ay, Portugal! ¿Por qué te quiero tanto?

 

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