VÁMONOS AL CAMPO.
Mayo 11, domingo.
Mañana de cielo azul y nubes de paso.
Montañas sin nombre en el horizonte. El sol juega al escondite; el
campo regala esplendor. Los olivos tienen cuajada la trama... Dice la primavera
que aquí, como estamos más cerca del mar, todo se adelanta. Granan antes los
trigos; ya están de siega las cebadas.
Las habas llenaron de pipas las vainas, no
soportan la carga que tienen encima y doblan las espaldas. Hace nada desafiaban
al viento y ahora, vencidas, por la madurez, entregan sus armas.
Tienen cuerpo los racimos en las parras;
entre los pámpanos se escabullen y juegan al escondite, a su modo, los mirlos… Dentro de
poco, o sea, días, serán hornadas de Corpus - en los altares callejeros… Y, entonces,
la copla mística dirá aquello de “venimos con los flores de un deseo
para que nos los cambies en frutos de verdad”.
“Dios
está azul. La flauta y el tambor
anuncian
ya la cruz de primavera.
¡Vivan
las rosas, las rosas del amor,
entre
el verdor con sol de la pradera!”.
(Seguía escribiendo Juan Ramón)
“Vámonos, al campo, vámonos por romero y por amor “. Lo dejo dicho así… Uno sabe que quién obedece nunca se equivoca. “Vámonos al campo por romero… “Están ahítas las veras del camino de florecillas nuevas, margaritas, florecillas sin nombres lilas, rosas, blancas, vaídas; amapolas en los trigos y rosas en los rosales…
Juegan en el camino los gorriones. Imitan
baños sin agua con el polvo y la tierra. (Dice la gente del campo que cuando
los gorriones se bañan en seco, anuncian que viene agua…)
El ciprés de la alberca aguarda que
escojan ramas los jilgueros y cualquier mañana cuando esté azul el cielo y
vayan de paso las nubes blancas, los ángeles también jugarán a la rueda en el
recreo y cantarán: “Vámonos al campo por romero, por romero y por amor…”
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