No era una ciudad grande, en el
sentido de lo que hoy se entiende por grande, con notables edificaciones. Málaga vivió del mar,
de su bahía y de las producciones agrícolas que se daban en su entorno. La
vicisitudes políticas del desmadejado reino nazarí, le afectaron de manera muy
decisiva.
El pueblo era fiel seguidor de
Boabdil que penaba al ver la imposibilidad de mantenerlo con pactos frecuentes
ante el poderío que tenía en la mente de Fernando, el Católico, en los pactos, un enemigo aún más poderoso que la
fuerza militar que aportaba Isabel como cabeza visible de Castilla.
La ciudad, su núcleo principal,
estaba amurallada como cinturón de defensa. En su muro se abrían puertas que,
cerradas por la noche, daban seguridad a los moradores frente a posible ataques
de los enemigos.
La Puerta de Granada, entre dos
torres, estaba al final de la calle que aún conserva el mismo nombre y se
abría a la plaza de la Merced. Desde
allí arrancaba una muralla que corría por lo que hoy es Calle Álamos. En su
mediación, se abría la Puerta de Buenaventura – la librería Proteo que
recientemente fue devorada por un incendio ocupó una de sus esquinas – que
permaneció en pie hasta 1880. Tenía un recinto abovedado en la parte superior
para resguardo del vigía de turno.
La muralla continuaba por la
Calle Carreterías, donde se levantaba la Puerta de Antequera, en pie hasta
1788. Su nombre, obviamente lo confería el camino que llevaba a la ciudad
aludida o desde donde se podía venir. La margen izquierda del río sostenía la
muralla que terminaba en lo que hoy se conoce como Puente de Santo Domingo. Una
torre lo protegía, una riada en 1661, acabó con ella. Por allí se comunicaba
con los arrabales.
Entre Atarazanas, con dos
torreones – había dos, una marítima que entendía de reparaciones de barcos y
asuntos de navegación y otra, terrestre, de carácter administrativo – y cerca del
río estaba el espolón de Torregorda que salvarguadaba la bahía por poniente. En
el otro extremo, el Castil de los Genoveses. En medio, Puerta del Mar y la
Puerta de Espartería o del Baluarte.
En la parte oriental, las
defensas militares. Allí se ubicaba la Alcazaba. Una muralla, llamada después
muro de Santa Ana, cerraba el perímetro hasta unirse con la Puerta de Granada;
por el otro, protegía de las posibles incursiones por mar a través de la
coracha marítima…
No hay comentarios:
Publicar un comentario