miércoles, 25 de agosto de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Flores puestas

 

 

                                     


“Un día estás aquí y otro tienes flores puestas” Es la respuesta de una persona ‘invisible’ de la calle. Esa gente a la que miramos pero no vemos. La ha recogido un periódico de Málaga, en  un seguimiento a un grupo de voluntarios repartidores de humanidad y comida a otras que no tienen nada. Son esas personas que de manera muy especial se les llama “sin techo”.

Hay gente que lo pasa mal. ¿Las causas? Muchas y diferentes. No es el objetivo de este artículo su análisis. Las dejamos para otro día. La realidad es que hay gente que sufre quizá más cerca de lo que pensamos. No lo merecen. Nadie merece el sufrimiento, el dolor y desamparo.  “Te miro y no te veo”. Más o menos, si no es exactamente así, casi…

Gentes, otras gentes se dan sin pedir nada. Tienen nombres y apellidos, pero no salen en los telediarios. A veces no estaría mal que los redactores jefes a la hora de programar… Los periódicos ni saben de ellas, los vecinos ni las conocen. Son  solidarios, eso basta. Se dan con todo lo que tienen y con lo que no tienen.  Se sienten realizados cuando dan respuesta a un empuje interior que le ayuda a darse a los demás y acuden en su socorro.

De vez en cuando, salta la noticia de actuaciones ejemplares de Guardias Civiles, Policías, religiosos… Otras, como en esta ocasión, una redactora del periódico se ha subido en la furgoneta de reparto y ha hecho la jornada. Ellos lo suelen realizar diariamente, otras veces uno o varios días a la semana, en ocasiones, cada noche…. En fin, como pueden y cuando pueden.

Cuando uno pasa por algunos lugares o puntos fijos (pienso ahora en los ‘Ángeles de la noche’ o en el comedor de Santo Domingo, o algún despacho de Cáritas, se le viene el alma a los pies… Con lo poquito que se arreglarían muchas cosas dejando a un lado el reproche y dándose sin ningún tipo de reservas…

A veces no es solo solidaridad. Se precisa Justicia. El ser humano es grande, ¡y tanto, si está hecho a su imagen y semejanza…! Pues eso, algo de buena voluntad puede cambiar muchas cosas en esta sociedad egoísta, que parece que ha olvidado la brújula en el desván entre  polvo y telarañas…

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