Su luz, en la noche, es ‘otra’
luz diferente.
La Catedral de la Encarnación
ocupa un solar en el que con anterioridad los malagueños (que no sé cómo se
llamarían en otro tiempo) dedicaron a sus usos religiosos. Los vestigios
últimos dicen que fue Aljama, es decir, Mezquita principal de la ciudad.
Los Reyes Católicos, tras la
toma en 1487, decidieron levantar una Catedral a la que dieron por nombre Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación.
Es el monumento más emblemático de la ciudad, y a pesar del tiempo transcurrido
no solo no se ha terminado su obra de construcción sino que tiene problemas
urgentes que resolver. El más perentorio la techumbre. Las goteras, y eso que
en Málaga no llueve mucho, son una amenaza a que tienen que atajar de manera
urgente con una techumbre distinta a la de ahora. Ya no caben más parches.
Cuando los Reyes Católicos tomaron
posesión de la Ciudad de Málaga, la Mezquita-Aljama pasó a ser Iglesia Mayor, y
más tarde, cuando se reinstauró la diócesis, quedó convertida en su catedral. Intervieron el Cardenal Mendoza, Fray
Hernando de Talavera y Pedro Díaz de
Toledo, el primer obispo.
Las obras de construcción han
tenido momentos de empujes, otros de paradas, pleitos, discusiones y el paso de
diferentes épocas con sus improntas reflejadas. Dicen que es un transición del
Gótico al Renacimiento con apariciones puntuales del Plateresco. Es,
conjuntamente, con las catedrales de Guadix y Granada, la únicas andaluzas de
sus características que posee girola.
Está unida a la iglesia del
Sagrario por un pasadizo. En la parte superior dedicado a funciones
administrativas. Está perforado por un
arco de medio punto que comunica lo que se conoce como atrio de las Cadenas con
un patio que pudo corresponder a la primitiva mezquita.
Tiene la Catedral de Málaga
terminada su torre norte. En ella están los Archivos Catedralicio y Diocesano.
Otra luz me ha dado muchas horas de satisfacción investigadora. La torre sur,
gemela, está inacabada y tan solo posee los dos primeros cuerpos. Del
tercero se presentan los fustes de sus columnas. Deja abierto un gigantesco
proyecto arquitectónico que no se sabe si algún día verá su fin. Claro, no hay
que desesperar… En la noche de Málaga, la iluminación se su torre es faro y
guía y la campana – las otras repican en momentos puntuales o en los grandes
acontecimientos - de su reloj, cada hora, algo distintivo y muy querido…
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