El gallinero futbolístico
cacarea alborotado. Demasiados gallos en un gallinero pequeño, aunque aquí se
habla de ‘mundial’ con una ligereza que asusta. Me pregunto si los desgraciados
que mueren de miseria y opresión en el centro de África y se echan a andar por
el desierto, se habrán enterado de estas cosas, pero…
Dicen que Messi – la tragedia
de los llantos, para otra película – se va embolsar cantidades que marean con
solo leerlas. El pollo, ¡menudo pollo! –
de gallineros va la cosa – ha sobornado y amedrentado a todos (digo todos) los
presidentes del Barcelona, arrinconándolos con un ultimátum “o me das lo que te
pido o me voy”. La gallina cuando se asusta, se achanca.. Ambos dos, él el
primero, y los presidentes después, culpables de la ruina.
Otros jefes – representan al
Estado Qatarí – dispendian dinero en el Reino Unido, en Almería (ahora ya van a
hacer un estadio ‘cinco estrellas’ para cuando estén en Primera) o en Málaga,
donde tuvimos, y digo tuvimos porque yo también me ilusioné, la mala suerte que
nos tocó el primo… El calificativo, libre. Cada uno que le ponga el que crea
oportuno. Eso sí, faltó tiempo para roturarle una rotonda.
Hace poco más de mil años,
Alhaken II, segundo califa omeya de Córdoba durante quince años, empleó el dinero y la cabeza en otras cosas.
Por supuesto que no había fútbol y la gente (lo de ‘pan y espectáculos’ lo
inventaron los romanos mucho antes) se divertía de otra manera.
Dicen de él, que era un
gobernante culto, muy culto, lo que ya es una rareza. Tuvo una pléyade de
copistas de obras literarias compradas en todo el mundo donde, además de los
hombres, trabajaban 140 mujeres, o sea, que sabían leer y escribir, lo que ya
es otra rareza, y que su biblioteca rondaba los cuatrocientos mil volúmenes,
algunos con acotaciones de su puño y letra, o sea, que los había leído.
Durante su reinado amplío la
mezquita de Córdoba, ciudad que alcanzó su máximo apogeo dentro del período del
Califato, mantuvo la paz con los reinos cristianos y buscó la prosperidad en
todo el territorio de Al-Andalus. Las letras y las artes alcanzaron cotas
desconocidas hasta entonces.
No todo fueron luces. De este oropel de despilfarro de dinero de hoy, ¿qué dirán cuando pasen mil años, año más o años menos?
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