Cuatro gotas mal contadas han
hecho que muchos nativos dejen las playas vacías. En una llamada general han recogido sombrillas y sillas de plástico.
Se han acabado las peleas por los sitios más cercanos al rebalaje.
Los niños han dejado olvidados
en el desván de la casa los cubitos de colores: rosas, amarillos, celestes, azules
–como el mar cuando se pone bonito – rojos, y sus palitas. Ellos pretendieron
meter todo el mar en un hoyito y, ya ven en lo que queda todo.
En algunos sitios las cuatro
gotas se han convertido en algo más. Las han contado en litros y los litros,
cuando no cabían por los sumideros programados, en ríos de agua.
A veces, cuatro gotas salen
grandecillas. No hay manera de controlarlas. La lían parda. Es curioso ver las
mismas quejas, de gente diferente, claro,
todos los años. Esto va por barrios. Los afectados exponen un rosario de
lamentaciones. Cuentan todos sus males, quejas, pesadumbres…
Lo tengo muy claro. En
Democracia hay un medicamento muy efectivo. Se llama voto en blanco. Hay quien
opta por quedarse en su casa. Me parece que eso solo sirve para que culpen a
uno de lo que no ha hecho. Ya saben cómo se las gastan los de las buenas palabritas.
Si los ciudadanos por una vez
nos acercásemos a las urnas y nuestro voto fuese un papel en blanco. ¿Qué
pasaría? A lo mejor más de uno se plantea eso de no seguir engañando al
personal con ese estilo tan sutil, tan sibilino, de tan poquísima
vergüenza y enorme caradura.
Hace unos años, 28 de
septiembre de 2012, el río Guadalhorce se salió de madre. Siempre se culpa a los ríos. Ellos
no tienen la culpa. Están en su sitio. Nosotros nos encargamos de verter en su
cauce todo lo que se nos ocurre y más….
A lo que iba. Uno de los
responsables de mantener la limpieza cargó sobre los agricultores. “Se han
metido en el cauce”, dijo, y ni se inmutó. En agradecimiento lo subieron de
categoría. Aún sigue por ahí sacando pecho con su pelito ensortijado. A mí solo
se me ocurre pensar y ¿si a éste lo cogieran las cuatro gotas crecidas río
abajo? Tarajes, cañas, somieres, aneas para agarrarse no le iban a faltar pero
a lo mejor se lo llevaba el agua…
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