sábado, 7 de septiembre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Aguacero






“Yo he visto a Dios tocando el arpa de la lluvia”. Lo escribió el maestro Barbeito. Esta noche, de pronto, más de un angelito – por falta de entreno, ¡ay que entrenar más, muchachos! – ha desafinado en el toque de tambores y timbales…

Estoy seguro que fue Ella. Ella es toda generosidad. Sabe que mañana es su día y entonces, en un momento, en esos momentos que tienen la madres fue y le dijo al Hijo, “Oye, que están fritos, échales un chorreo”…

Y, a lo mejor, como en aquella famosa fiesta fue Él y le dijo ¿y qué nos va a Ti y a Mi…? Y entonces Ella, no le dijo a los criados que hiciesen lo que les mandase, no. Fue y le preguntó al maestro Barbeito ¿a que tú no has escuchado nunca nada igual? Y el maestro le dijo que no, que no,  y fue cuando él, se quedó boquiabierto, como aquella muchacha a la que el maestro recitó unos versos una noche de primavera, y ella se preguntaba ¿es a mí, eso es  a mí?, pues eso, y  él como no sabía qué hacer fue y se entretuvo y escribió: “Yo he visto a Dios tocando el arpa de la lluvia…”

Después Ella se dirigió a los angelitos. Les dijo que preparasen tambores y timbales. Tuvieron que desempolvarlos de prisa porque llevaban mucho tiempo en el trastero.  A Alguno que yo me sé se le fue la mano y desafinaba en el toque. Eso pasa, en ocasiones, cuando algún angelito se va todo el día de recreo…

Y vino el chorreo. Fuerte, impetuoso y Ella miraba la Hijo y sin decir nada le estaba diciendo, ¿pero no ves como están de contentos? Se les arrugaba la aceituna y se les pasa el tiempo de verdeo? ¿no ves que no corren los arroyos y  tienen secos los veneros….? Le dijo, también, que los pájaros no tienen bebederos, que se han secado algunos pozos, que…

Y Él que no puede negarse a Ella, abrió la mano y dijo, vale Madre, vale, ahí llevan un anticipo de regalo, va de nuestra parte,  tuya y mía… y que lo tengan como presente y como recuerdo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario