Dice el Libro, en el capítulo
primero, en el arranque, que la tierra
estaba vacía y desordenada. Vamos, hecha
un lío. Y que entonces, Dios no se lo pensó dos veces, y dijo: “Hágase la luz”. Y la luz se hizo y
vio que era buena y la apartó de las tinieblas y todo eso…
Y como no había nombres, porque
nadie antes que Él había puesto los nombres, pues a la luz la llamó Día, y a
las tinieblas, Noche. Y desde entonces, hasta hoy, a la salida del sol la llamó
mañana, y cuando tenía que recorrer, el sol,
otras tierras y otros mares y venía la oscuridad – que no las tinieblas
– y lo llamó noche.
Pero como Dios piensa en todo,
pues eso, se le ocurrió poner puntos luminosos para que brillasen por la noche.
Eran puntos distantes, lejanos, tan lejanos que a los hombres - se temía lo que iba a venir después – les
costaría mucho llegar hasta ellos, aunque sabía que lo intentarían. Los
hombres, porque Dios les dio libertad y dominio sobre todos los seres, desde un
principio, no se anduvieron nada quietos…
Y Dios, entonces, dijo. “Cada
mañana saldrá el sol. Llenará de luz la tierra y los hombres comenzarán a hacer
sus actividades porque estos se tendrán que ganar el pan con su sudor”. Dios sabía que otros, tendrían pan y otras
cosas de sobra y que no todos lo ganarían con su sudor sino con el sudor de
otros. Pero Dios cambió de pensamiento…
Y fue también y dijo: “ese sol
va a brillar de manera especial, en los
ojos de la mujer y de los hombres que se quien entre sí y, a eso lo voy a
llamar Amor” y, Dios vio que la cosa iba quedando bastante bien – aunque sabía
que habría más de un desalmado que se empeñaría en estropearlo – pero lo dejó
estar.
Y como se encontraba a gusto
fue y dijo: “y esa luz, mi Luz va a brillar de manera especial en los ojos de
los niños, de esos niños que, como esta
mañana, acudirían a la Escuela, en su primer día de curso”. Él sabía que algunos irían llorando y, entonces,
fue y dijo, “las lágrimas de esos niños serán perlas de la Luz de Dios que
chorrean por sus mejillas…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario