Hoy hace quinientos años. El 20
de septiembre de 1519 las naves:
Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago ven por última
vez tierra europea, en Sanlúcar de Barrameda, antes de comenzar una de las
hazañas más grandes hasta entonces conocidas. Iniciaban – sin ellos saberlo –
la Primera Vuelta al Mundo.
Fernando de Magallanes, portugués
nacido en Sabrosa, le presenta un
proyecto a su rey, Manuel I. Le propone buscar una ruta alternativa a la Ruta
de las Especias navegando hacia el Oeste. No le hacen caso. Le autoriza a
negociar con otros ‘posibles compradores de la aventura’. En Valladolid firma
las Capitulaciones, o sea, las
condiciones con Carlos I, el Emperador.
En Sevilla se concentran los
componentes de la expedición. Llevan de todo lo posible –hasta una vaca que les
diese leche - para subsistir en una expedición que iba a durar un cierto
tiempo. Es el 10 de agosto de 1519, poco más de un mes anterior a partir.
Entre los componentes se
embarca uno que sabe mucho de mar. Es vasco. Había nacido en Guetaria –
curiosamente murió, cuatro años después
de completar la hazaña, en 1526, en el Pacífico, lo que viene a decir, que la
aventura iba en sus genes -. Se llama Juan Sebastián Elcano.
Desde el Sur de Brasil exploran tierras desconocidas. Todas las naves caen, por una u
otra causa, en la travesía. Solo la nave Victoria volverá, después de haber
descubierto, el Estrecho de Magallanes, en la Patagonia, donde ven el fuego de San Telmo, árboles, pájaros y
animales nunca jamás vistos.
Hambruna, escorbuto, sublevaciones, penalidades. Antonio
Pigafetta narra el viaje .Curiosamente no nombra en ni una sola vez a Elcano.
En la isla de Mactán luchan
contra los nativos. Muere Magallanes y nombran a Elcano, jefe de la expedición.
Atraviesan el Índico, bordean África. Tres años, después, llegan a Sanlúcar,
continúan viaje hasta Sevilla. El 8 de septiembre de 1522 desembarcan en
Sevilla, “en camisa, descalzos con cirios en la manos y en procesión van a la
iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y a la capilla de la Virgen de la
Antigua en la Catedral”.
Había partido unas expedición de 239 hombres; vuelven
18; un puñado de fantasmas.
El rey concede escudo y título
a Elcano: “Primus circundidiste me” (El primero que me diste la vuelta). Algo inaudito, único… A eso se le llama
hazaña.
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