Don Paco era rechoncho y
barrigón. Nariz larga, bigote y boca
grande – para comer y para hablar de todo el mundo -, pies casi planos y caminar
lento como consecuencia de la edad y de
su poca actividad física.
Don Paco vivía del campo.
Mejor, don Paco vivía del trabajo de los demás. Pagaba un jornal de miseria
amparado en que daba trabajo todo el año. Ellos le entregan sus sudores en los
días tórridos del verano; sabañones en las orejas y pies helados en las mañanas
de escarcha en los meses de invierno.
Cada noche venía el aperador. Le informaba de la marcha de la labor. Si era
tiempo de sementera hablaban del tempero de la tierra; si se acercaba la época
de parición, de cómo iban naciendo lo chivos, si…
Don Paco vendía el fruto a unos
señores que venían de fuera de la mano de un corredor del pueblo. Engañaban a
los agricultores más endebles –a don Paco, también, aunque él creía lo
contrario – en precios, pesos, cogidas….
A casa de don Paco acudía un
maestro a ‘dar lección’, según él, a su nieto. Contemplaba desde la butaca:
-
La ‘p’ con la ‘e’, decía el maestro:
-
‘Pe’, contestaba, Fernandito
-
La ‘n’ con la ‘a’
-
Na…
Algo dirá,Fernandito, algo
dirá, terciaba don Paco…
Cada tarde don Paco acudía al
casino. El casino estaba en el primer
piso de una casa vieja de la Plaza. Se subía por una escalerilla empinada. En
la pared un pasamanos aliviaba las subidas y las bajadas del personal.
El conserje, al llegar don Paco
a la puerta, tomaba el sombrero y lo ponía sobre un perchero, en compañía los
otros sombreros de los que compartían mesa, tarde, hastío y conversación, con
don Paco.
Don Paco, que no tenía carné de
conducir, se compró un coche. El pelota, de frases hechas y amaneradas, le pidió que le
diese un paseo. Don Paco accedió…
En la plaza se cruzó un perro y, a mejor
vida; un poco más adelante viene un hombre con una burra, embiste al serón y le
rompe los cántaros; a la salida del pueblo, una mujer mayor cruza la calle, don
Paco no frena. La mujer intenta esquivarlo; don Paco gira el volante al lado
contrario… Cae.
-
¡Uy, don Paco, dijo con alivio el pelota, creía
que ésta se le escapaba!
Una narración de 10.
ResponderEliminarDesdepues de escuchar a una maestra decirla a una niña:
Pe ,o, erre, por. Bruto más que bruto, decidi que a mi hija mas que a leer le enseñaria a comprender