domingo, 29 de septiembre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Para qué?





Mediodía. Las sombras se quitan de en medio; buscan dónde meterse. Calor asfixiante.  Gente sudorosa. Recuerdo aquello de ‘hay que ver el calor que estarán pasando en las sombras con lo que sale de aquí'? Todas las luces del estadio encendidas. ¿Para qué?

Los jugadores se entregan. Lo dan todo. Algunos rayan en el agotamiento. El entrenador planifica como cree que es de la mejor manera. Todo,  cuestión de acierto. A eso, a veces, le llaman suerte. La gente jadea, protesta, canta, aplaude, grita, chilla – por cierto, sobran todos, absolutamente, todos los insultos -, chifla. ¿Para qué?

Pasa el tiempo. Hastío, aburrimiento.  Se hace largo. Un descanso. Se hidratan. Toman agua. No se ve nada que sea diferente a lo de otros domingos anteriores. A lo peor todo comenzó una tarde de primavera a orillas del Cantábrico. Un poco más allá, la Torre de Hércules. El mar, aquella tarde, azul. Los colores de los dos equipos, también. Los palos – un técnico hablaría del palo corto y del larguero -  de la portería frenan y desvían el balón.  Fuimos a Coruña… ¿Para qué?

Avanzan un  poco las sombras. Se compadecen de mi posición. Deja de darme el sol. Un amigo cercano me dice que está el día como para irse a buscar un plato ‘de los Montes’. Le digo que puede cambiarse por unas migas. Reímos las ironías. Con lo que se ve abajo entran ganas de.... ¿Para qué?

Cuando  se va a terminar todo, un jugador del equipo contrario para  el poco aire que corre… El corazón, en un puño. Nuestro portero tiene manos; las usa, pero no como en aquella noche que el Deportivo ‘devolvió’ la visita. No; hoy, no. El hombre, aquel día,  se hizo un lío. Hoy, no. Hoy, providencial. Estaba vestido de verde limón. ¿Para qué?

Busco el coche en el aparcamiento de Juan de Herrera. La gente camina cabizbaja. Comenta poco; casi ni habla.  Pongo mensajes a Torron, Paco, Juankar. Es lo que tengo que hacer. Son amigos. Los momentos… pues eso. No, a Al-Tani no le he puesto ningún mensaje. No tengo su correo. Si lo tuviera le diría: “Por favor…”

“De desilusión en desilusión hasta la debacle final”. Me lo digo para mis adentros. Lo pensaría, también,  un pesimista. El optimista se lo cree: ¡la próxima! ¿Para qué? Ah, resultado final: Málaga 0; Sporting de Gijón 0.




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