El político se blinda con la
capa de la Ley. Lo protege ante un cambio
de viento. El político siempre mira, primero, por él y luego, también. Se pone
la venda antes que aparezca el grano. No, no va por ahí el agua al molino.
En el campo, a la previsión de
cosecha, se le llamaba ‘aforo’. Este año,
hablaba entre sí la gente, me han ‘aforao’…Expresaba la cantidad estimada que
podría conseguirse. Aún el sistema métrico decimal no se había implantado. Si
se pesaba algo era con la romana y casi siempre se expresaba el resultado en
libras. El kilo vino después, muchos después.
Los cítricos tenían una manera
de contabilidad especial. Se hablaba de ‘cientos’ y ‘manos’. El pilero, cogía
las piezas y contaba y al final, siempre había la coletilla “ciento y uno”. Era
una mano de ‘gracia’ para el comprador y siempre en contra de quien lo había
sudado. Ya se sabe que quien se acerca al campo, como muy poco, se lleva polvo
en los zapatos…
En un vara de mimbre, el hombre
que, en cierto modo, era responsable de cómo iba la cosa marcaba con la navaja
unas muecas. Eran los cientos; los millares, tenían una una raya más grande,
más señalada de tal manera que, las manos marcaban el ciento y los diez cientos
el millar. Era la sociedad donde el analfabetismo imperaba.
Al trigo se le daba un trato
distinto. Eran la cuartilla, la media fanega y la fanega las unidades de peso;
el raero, debaja el colmo en su sitio. Había otras maneras de medir ´-almuz,
medio almuz - pero eran unidades más
pequeñas y para uso doméstico. La previsión se expresaba en semillas y el año
que el trigo ‘venia’ a cuarenta o a cincuenta semillas eran años buenos. En
otros, en cambio, no se ponía la era…
En la Fuentarriba medio
arreglaban – ahora, también – el mundo. Era el mentidero oficial. Había quien
sabía de todo más que nadie. Era algo así como la autoridad a la que, muchas
veces, la realidad desmentía. Dos amigos se encontraban delicados de salud. Deciden acercarse ante aquel
fielato carente de piedad…
-
Vamos, a ir, le dice uno al otro, a la
Fuentarriba, a que nos aforen, el tiempo que nos queda….
Duro. Real. ¿Alguien puede
aforar qué tiempo falta para que venga un pechaíta de agua con vergüenza?
No hay comentarios:
Publicar un comentario