miércoles, 27 de junio de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Compadres



Los compadres anduvieron de Viacrucis  desde bien entrada la tarde. En cada estación, rosario largo y letanía de Todos los Santos. No quedó tugurio, bar grande o de los chicos, conocimos por viejos en el calendario, o  de exploración por nuevo.

La noche hacía rato que había recogido a los noctámbulos y si había alguien por la calle eran los encargados de la manguera de riego. El camión de recogida de basura ya había dado los oportunos viajes a la planta de Recogida de Residuos Sólidos que estaba lejos del pueblo…

-         Compadre, el Santo más cuadrado:

-         ¿Qué cosas me preguntas?

-          San Marcos

-         ¿El de los toreros?

-         San Pedro, fue el primero en cortar oreja…

-         A ver, a ver, el patrón de los fruteros…

-         San Ciruelo de Alejandría…

-         Y, ¿el de las fruteras?

-         Santa Cerecita del Niño Jesús…

Compadre tú de santos está bien puesto, ¿eh? Es que yo soy de la escuela de Vicente. ¿Te acuerdas cuando llevaron a todas las Virgenes a Málaga porque vino el padre Payton…?

-         No, no me acuerdo, ¿quién era ese cura?

-         Un norteamericano que predicaba el rezo del rosario

-         ¿Cómo nosotros?

-         No, hombre no, el otro el que rezan en la iglesia por la tarde y al que acuden algunas beatas y lo ‘echa…’ Pues bien él decía que, ‘familia que reza unida, permanece unida’. Llevaron todas las patronas a la capital. En la concentración todos lanzaban vítores a las suyas y, entonces, Vicente que tenía una voz que arando en la Cuesta del Río cantaba y lo escuchaban en el Morquecho, levantó la voz y dijo:

-         ‘To es pa ná. La Virgen de Flores, trabá, hace más milagros que toas juntas…’
Sonó un trueno grande en el cielo. Temblaron los cristales.

-         Y, ¿eso?

-         Ná que están de limpieza ahí arriba porque se ha muerto un jesuita y desde que se murió San Ignacio no ha llegado ninguno.

-         Ah…

Siguieron calle abajo. Pasaban los primeros transeúntes. Iban a lo suyo…

-         Buenos días…

-         Buenas, noches, contestaban a compás…

-         Compadre, la mujer de Urdangarín, no se enteraba de nada; la de Barcenas, tampoco, la de…

-         No sigas, no sigas, que la tuya y la mía seguro que se han enterado de todo…
- - A ¿estas horas?

- - Verás como les parece tarde...

-         Compadre, recemos…

-         Eso tó lo que sabemos: Santa Bárbara bendita…





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