L a pasiflora ha trepado por
los postes del emparrado. Lo ha cubierto todo. Ha formado un cielo de hojas
verdes. Cuelgan ristras hacia abajo. No lograron enredarse en la maraña de
alambres que le sirven de soporte a las otras ristras abiertas en la altura.
De vez en cuando, entre tanta
frondosidad, aparece una flor. Una aquí, otra allí; otra, más allá. Juegan al
escondite y ofrecen una belleza original. Es una flor diferente a otras flores.
Es tan especial que ha conseguido nombres diferentes. Dicen que tiene un
parecido a los clavos -¡por los clavos de Cristo! – y entonces, la llaman flor
de pasión…
No sé. Me evoca un poco al
amor. La pasiflora está tan solitaria como el amor perdido que busca su camino.
Ni es ayer ni es mañana. Es un sueño imposible. Aparece, florece, y al cabo de
unos días, vuelve a la realidad dura del presente.
“¿Quién sabe qué trae el mañana”?
Todo es una incógnita. Abruman noticias malas por todas partes. La gente se ahoga
en la mar ante la indiferencia de otra gente. Nos hemos acostumbro a que se
mueran ‘los otros’ y es lo más normal de cada día. Ya no sobrecogen las
noticias duras, tremendas, hirientes… Eso siempre les pasa a otros.
Se ha apoderado de muchas conciencias
la apatía y la indiferencia. El Imperio romano llamó bárbaros – luego el
vocablo degeneró en otra cosa – a la gente que se asentó al otro lado de la
frontera. Los ‘bárbaros’ de hoy llegan andando por el desierto. Pagan lo que no
tienen y los embarcan en una patera. ¡Nunca han visto el mar ni saben nadar! (
tampoco les sirve de mucho).
Europa, lo que entendíamos por
Europa, está muerta. Apesta. No da soluciones, tampoco las tiene para ellas.
Una sociedad adormecida, dominada por la molicie y el consumismo. El egoísmo es lo que ponemos en la rebanada de pan - ¡¿de
pan?, no, no, de pan no, que engorda!) – de cada día.
La solución no es poner ni
quitar concertinas. La solución la tiene una palabra que encierra algo que no
está de moda. Se llama Justicia. “Es lo que tenemos aquí y ahora”. Un mundo
sombrío. No hay tiempo para llorar. Es el tiempo de dar soluciones. Las flores
de las pasifloras, ‘flores de pasión” no saben de estas cosas.
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