martes, 19 de junio de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pasiflora



L a pasiflora ha trepado por los postes del emparrado. Lo ha cubierto todo. Ha formado un cielo de hojas verdes. Cuelgan ristras hacia abajo. No lograron enredarse en la maraña de alambres que le sirven de soporte a las otras ristras abiertas en la altura.

De vez en cuando, entre tanta frondosidad, aparece una flor. Una aquí, otra allí; otra, más allá. Juegan al escondite y ofrecen una belleza original. Es una flor diferente a otras flores. Es tan especial que ha conseguido nombres diferentes. Dicen que tiene un parecido a los clavos -¡por los clavos de Cristo! – y entonces, la llaman flor de pasión…

No sé. Me evoca un poco al amor. La pasiflora está tan solitaria como el amor perdido que busca su camino. Ni es ayer ni es mañana. Es un sueño imposible. Aparece, florece, y al cabo de unos días, vuelve a la realidad dura del presente.

“¿Quién sabe qué trae el mañana”? Todo es una incógnita. Abruman noticias malas por todas partes. La gente se ahoga en la mar ante la indiferencia de otra gente. Nos hemos acostumbro a que se mueran ‘los otros’ y es lo más normal de cada día. Ya no sobrecogen las noticias duras, tremendas, hirientes… Eso siempre les pasa a otros.

Se ha apoderado de muchas conciencias la apatía y la indiferencia. El Imperio romano llamó bárbaros – luego el vocablo degeneró en otra cosa – a la gente que se asentó al otro lado de la frontera. Los ‘bárbaros’ de hoy llegan andando por el desierto. Pagan lo que no tienen y los embarcan en una patera. ¡Nunca han visto el mar ni saben nadar! ( tampoco les sirve de mucho).

Europa, lo que entendíamos por Europa, está muerta. Apesta. No da soluciones, tampoco las tiene para ellas. Una sociedad adormecida, dominada por la molicie y el consumismo. El egoísmo es  lo que ponemos en la rebanada de pan - ¡¿de pan?, no, no, de pan no, que engorda!) – de cada día.

La solución no es poner ni quitar concertinas. La solución la tiene una palabra que encierra algo que no está de moda. Se llama Justicia. “Es lo que tenemos aquí y ahora”. Un mundo sombrío. No hay tiempo para llorar. Es el tiempo de dar soluciones. Las flores de las pasifloras, ‘flores de pasión” no saben de estas cosas.




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