La tarde está calurosa, tórrida.
El verano presentó tarjeta hace unos días. Es lo que nos espera. A ciertas
horas, lo mejor es buscar la sombra, y si es en la penumbra detrás de las
persianas, mejor. No hay viento. Hasta mediodía sopló el levante; luego, se
echó.
Pasa por la calle un grupo de
mujeres. Van de excursión. Vociferan. Curiosamente, la gente, aunque tenga cierta edad, no se habla entre
ella. No. Se gritan. Parece que así afianzan más su presencia. No hay más
griterío que el que había en los mercados de antes. Eran otros tiempos.
Las señoras llevan ropa nueva y
un bolso al brazo. Algunas, zapatos con tacones. A la noche puede que le duelan
los pies. El refrán dice que ‘sarna con gusto no pica’. Por ahí puede ir la
cosa. Con estas temperaturas seguro que las pinturas deben agregarle unas
calores que no vienen en el programa de mano. Cada uno se lo monta como le
viene en ganas. Me parece fenomenal.
Han florecido los primeros
jazmines. Hacen su aparición cuando declina la tarde. Todavía no perfuman las
noches. De hecho tampoco ha venido
ninguna de esas en que no se mueve nada. Vamos, por no moverse ni los gatos por
los tejados.
Los primeros jazmines son
florecillas tímidas. Han sido los primeros en tomar relevo de las rosas que ya
ha castigado el sol. Algunas, las pobres, están de pena. Luego, cuando pasen
unos días entrarán a tomar posesión de lo que es suyo, heliotropos, damas de noche, y la yerbaluisa
que, con solo acariciarla, ya deja un aroma especial.
El periódico habla de no se sabe
cuántas toneladas de medusas en las playas. No contentas con fastidiar a los
bañistas parece que también amenazan a las sardinas a las que puede conferir un
sabor diferente. No sé qué hay de cierto. No tengo problemas, a mí me gusta
echarle guindillas a hasta al café con leche…
Dice, también, que algunos de
los acogidos el otro día en Valencia, no volvieron a cenar y que han puesto
pies camino de Francia. El habla, - ¡que dulce es el francés, ¿verdad, ‘mon amour
cherie’? – o quizá sea que el personal de aquí no les gusta tanto… Me quedo con
los primeros jazmines que abren cada anochecer.
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