lunes, 4 de junio de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El patio



El patio es recoleto, umbrío e íntimo. Es pequeño, rectangular y evocador de sueños. Deja entrever más de lo que en sí es. Tiene como aliado el silencio. Permite también, la entrada al misterio. Se hablan entre sí - ¿qué se dirán entre ellos? Todo, un embrujo encubierto.

En el centro del patio hay una fuente con surtidor. Es una fuente de agua clara. Salta el chorro hacia el cielo que no se ve. Se intuye allá arriba. Es un cielo distante.  Como si el patio lo tuviera a raya y no lo dejase salir del espacio marcado. El agua del surtidor se recoge entre mármoles blancos en un pilar a ras de suelo.

 En el patio, no entra el sol a casi ninguna hora del día. De noche, las estrellas se asoman furtivas. Están muy altas. Seguramente, son puntadas de un pespunte de  amor escapado de las mocitas que escuchan el rumor del surtidor, el chapoteo de la fuente, o el viento enroscado en las tejas más altas. Todo en el patio son señales. Se evocan los sueños.

Hay un naranjo viejo. Alguien blanqueó  con la escobilla su tronco hasta  donde alcanzaba la extremidad del brazo, o sea, la mano para dejar una firma de blancura entre los ocres de los ladrillos mazaríes. Dios, con los rayos filtrados entre las hojas, le permitió crear un encaje sobre la pared. Los mirlos y los gorriones callejeros hacen allí estación de penitencia cuando bajan a beber el agua cristalina de la fuente…

“Mi infancia son recuerdo de un patio…” No, no es eso. Puede serlo, pero no lo es. Sobre un testero, escoltado por dos farillos, un mosaico enmarca una imagen de la Virgen. No le falta ningún detalle y para que no carezca de nada le han colocado un tejadillo de tejas verdes – esperanza – y blancas – paz – de cuerpos y almas…

Una puerta con arco apuntado franquea la entrada. Dentro, todo es oscuridad. Juega con las penumbras. Invita a preguntarse muchas cosas. ¿Encontró la libertad una noche de luna cuando la novicia atendió a los requerimientos de don Juan? ¿Entró por esa puerta la hija de Don Juan Alba, aquella que decidió meterse a monja…?

“De noche, cuando me acuesto le rezo a la Virgen…” y pienso en Ella, en Ella junto a una puerta entornada en un patio de misterio…





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