Pues no, no era el puto negro
de la patera ni el ‘hombre de color’ como, eufemísticamente, se le llama al
chavó de dos metros, - centímetro
arriba, centímetro abajo - que las encesta todas y que juega la baloncesto en
un equipo de renombre…
No era el negro que aparece
entre cuerpos – unos más que otros – que intentan un bronceado de sol en las
arenas calientes de la playa, mientras las olas van y vienen y él, ¡hombre
hombre cargado de relojes, bolsos, carteras y sin vender un clavel (tampoco
lleva claveles, claro) camina lentamente.
No era ese tipo de ojos
rasgados bajitos, que llegaba desde muy lejos y siempre aparecía parapetado
detrás de una máquina de fotografías de marca Kodak y que decían que eran espías
que venían a copiar lo nuestro.
No era, ni mucho menos, aquel
que aparecía pilotando un avión sobre las aguas del Pacífico y que, indefectiblemente,
siempre derribaban los americanos porque eran listísimos y comandados por
hombres guapos – y no tan feos como ellos – que tenían una ropa recién
planchadita…
Las imágenes han llegado desde
ciudades rusas donde se celebran los Campeonatos del Mundo de Fútbol.
Ciudadanos anónimos de Senegal y Japón, finalizados los partidos que jugaron
sus selecciones han recogido la basura que habían tirado otros… ¿Cómo? No es
posible. Sí, es posible. No hay truco y es verdad. Eso se llama civismo.
Recuerdo una mañana en el
aeropuerto de Jabarosk (Siberia). Un grupo de 16 españoles bajamos en el
ascensor atropellándonos unos a otros y gritando. Compartíamos espacio con las
maletas. Al salir, comprobamos que el espacio del salón estaba ocupado por otras maletas perfectamente ordenadas. Dos
personas, las puntearon. Un poco después apareció un grupo numeroso de japoneses. En orden.
Cada uno tomó su maleta. Desaparecieron sin dejar ni rastro ni ruido….
Lo de las imágenes que se han
difundido no es una casualidad. Ya ven,
ni puto negro, ni hombre de color ni tipo bajito medio pajizo y de ojos rasgados.
Ciudadanos de otros países que acaban de darnos una lección.
Y si no, piensen en nuestras
calles después de pasar una procesión, en las noches de fines de semana, en los
arriates y macetas de las calles, en los parques, en los destrozos del
mobiliario urbano, en… ¡Qué lejos estamos de eso que se entiende por civismo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario