“Me llamaste veleta / por variable, por variable; / si yo
soy la veleta, / tú eres el aire, tú eres es el aire”. Eso dice la copla. No va,
hoy, por ah la cosa. Hablo de otra veleta. La que dice de dónde viene el aire y
si, además, anuncia agua. Estamos pasando una racha que ya ni la veleta nos da
una alegría aunque sea mínima.
Verán. Tenemos en Álora una manera original de predecir el
tiempo. Si la veleta de la Veracruz apunta a la Cancula, aire de arriba, cielo
azul y poca agua. El aire del norte en invierno sopla seco y frío; calor, en
verano.
Si es para los
Lagares, aires de Levante: nubes mañaneras, abren al medio día y tiempo
revuelo. Casi nunca llueve. El Levante, salvo cuando sopla el Sirocco que viene
del desierto es un aire fresco, por lo general, agradable y placentero.
Refresca después de una noche tórrida de verano. De las gotas frías de
comienzos de otoño, de esas, ni mejor mentarlas.
Si ‘mira’ - la veleta
- al tejado de La Balita: agua segura. Viene el aire del Estrecho (“El Levante
las mueve y el poniente las llueve”). Cuando las borrascas entran por Cádiz son
bendición para campo. Llueve con abundancia, lo empapa todo, lo cala todo. Es
el agua que, por venir del cielo meteorizada trae bendición de Dios.
Si mira al sur - el
sur, también, existe -, tiempo fresco. No hay que descartar algún chaparrón… El
aire agradable, acaricia el rostro.
Pero para predecir el tiempo, olvídense de telediarios,
amets, veletas y esas cosas. La receta la tenía el, entonces, alcalde de
Carratraca. Inundaciones del año 1989. Ni Protección Civil ni nadie que hubiese
anunciado lo que se vino encima. Reunión el Gobierno Civil: “En mi pueblo
tenemos una ‘seña’ que no falla. Usted echa las cabras fuera del corral, si se
espelucan y se meten ‘pa entro’: agua segura”.
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