Málaga se vistió de biznagas y pasarela en la calle Larios;
de luna en cuarto menguante en el cielo y de luna de poesía y paz en la pintura
de María Teresa Muñoz que cuelga una muestra en la galería Javier Román en San
Juan de Letrán 10, como a tiro de piedra entre la Plaza de la Merced y el
Cervantes. O sea, en pleno centro de la cultura malagueña.
Trasmite María Teresa en su obra. Siendo monográfica, como lo
es, la luna. Sus cuadros tienen la atracción que puede mover las mareas y, al
mismo tiempo, lleva la serenidad y la quietud, el sosiego y la dulzura a quien
los contempla y los ve y los mira y entorna los ojos… “como esas noches de luna
en que se mira al cielo cuando todos duermen” dice su autora.
Málaga esta tirada la calle. Calor de noche de septiembre y
biznagueros con pencas ahítas de flores blancas y ya no se sabe, si se escaparon
de la mano creativa de José Carlos Torres o es que se vinieron así,
directamente, desde el jazmín.
Por Moreno Monroy se asoma la torre de la catedral. No
quiere perderse el espectáculo. Me encuentro con mucha gente amiga, Paca
Borrego; Adelaida y Pilar Jurado que se empeña en sacarme la foto; Acedo tiene
butaca de primera fila y en la Plaza del Carbón ese lujo llamado Manolo Reina
me cuenta que viene de presentar un video del “Mocito feliz”…
Calle Larios está llena de mujeres bellas, bellísimas, suben
y bajan por la pasarela: Fashion Week; Larios anoche era una semana santa por
lo civil. Todo era bonito, todo era fastuoso y admirable todo era único.
Como uno es un poco raro piensa en otro tipo de mujer. La que tiene la armonía de Brunellechi
y Miguel Ángel, juntos; la que es tan bella como la Venus que Boiticelli hacia nacer de una concha de la mar, la mar cercana que también puede ser de aquí, que se intuye y no se ve, y que debería tener los ojos como la Venus que vivía en el Olimpo. Éstas que pasan, bellísimas, sí, sí, pero…
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