Están los tiempos revueltos. ¿Cuándo no es Pascua? De Norte,
a Sur; de Este, a Oeste. Después de los días que llevamos de catalanes, ahora,
en el País Vasco ya han salido las mentes lúcidas de siempre que dicen que
ellos, ¿por qué no van a ser, también, más de lo mismo?
Gente aburrida de tanto engaño, ha clamado, esta tarde en Álora,
ante las cámaras de televisión: piden la limpieza del río Guadalhorce, piden la
reposición del puente arrasado en las inundaciones del 28 de septiembre de
2012, piden, gestión. Sobre la mesa el dolor de dos muertes y la ruina de mucha
gente… Y, no pasa nada.
Me entero que en mi pueblo han rendido homenaje a Juan
López, un hombre bueno. Ha repartido - con otros - más de setenta y cinco mil
kilos de alimento entre gente que la necesitaba. Se va de la ONG porque los años
no perdonan y llega eso que llamamos
vejez y cansancio por fuera y por dentro. Naturalmente, ningún telediario de se
ha enterado.
La televisión que dicen ‘la nuestra’ anda a bombo y
platillo, estómagos llenos y buches ahítos, pregonando no sé cuantas
excelencias. Somos los mejores, somos los primeros en no se sabe cuántas cosas.
De las tasas de paro y de las de emigración, de los jóvenes sin salida…,¿de eso?,
ni mijita. Prohibido, siquiera, nombrarlos.
Hace unos días Málaga enterraba a su alcalde de la modernidad.
Tuvo este hombre –como todo humano sus caprichos, también – una visión de las
cosas diferentes. Apostó por la modernidad, por museos, por calles con otros
aires, por la reapertura de teatros y por la música que es bálsamo y no ruido
estridente.
Y, el pasado 28 de septiembre, hace un montón de años, que
el Papa Luciani, que también fue de Venecia a Roma, anocheció para amanecer –
dicen que fue el corazón - entres las sombras de las dudas ciertas y las
sospechas sonoras. Había demasiado bajo las alfombras para que las desempolvase
el ‘Papa de la sonrisa’. Requiem por muchas cosas.
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