Daniel era un niño de once años que viajaba solo, con su
camaleón-mascota, en un autobús desde Málaga a Los Llanos de Tiberia. Daniel
cursaba primero de Bachillerato en el Seminario Menor, según le dijo a un compañero de asiento, profesor de Ciencias
Naturales del Instituto Pedro Espinosa de Antequera. Daniel, en opinión del
docente tenía un par de bemoles…
Lo cuenta Juan Rebollo, en Bajo el cielo protector (Córdoba Libros, 2014), su última novela. La noche que la presentó una luna esplendida se apoderó de los Llanos de Tiberia. Tiene mucho de
autobiografía y las pinceladas propias que el autor añade para dar mordiente,
chicha y picante a todo el relato. Conjuga vida de internado con la libertad
perdida del niño de pueblo.
Hace el autor una incursión por la vida del adolescente
seminarista. Juega con la habilidad del leguaje entre la censura de una España
retrógrada y reprimida y apunta – el despertar, lo llama él – a los nuevos
aires que, en lo religioso, aportaría el Vaticano II y, en lo político, lo que
pretendía difundir Radio Pirenáica o la llegada del socialismo a España.
Como los raíles en la vía del tren la novela tiene dos
caminos: la vida, el devenir, el acontecer y, la fe. ¿La fe? Hay palabras
(monosílabos) que lo dicen todo: “sí”, “no”, “fe” En este caso, Rebollo, rompe
moldes, busca algo que no está de moda. Y, entonces, viene y como quien no
quiere la cosa, hace magna exposición de la fe.
Flota en toda la novela la sombra casi imperceptible de Pual
Bowles. El norteamericano se debatió, en su vida personal, entre conflictos, en
apariencia irreconciliables: tendencias, corrientes personales, modas o lugares
exóticos
Daniel Domínguez, el
protagonista de Bajo el cielo protector,
va con pie cambiado. Hay luz de nuevos tiempos: en la política, en la vida
eclesial, en las relaciones laborales, en el dolor, en el amor… Daniel, juega
con todos. Los cuelga en un asidero que solo es suyo: la fe. Ah, y por cierto,
cuando escribo estas líneas escucho el Concierto para Flauta y Arpa Do mayor K
299, de Mozart.
No hay comentarios:
Publicar un comentario