Octubre, 26 domingo
La obra
de Llorenç Garrit fabrica su luz marcada por la alternancia de colores: rojos,
anaranjados, rosas, azules, blancos… Cambia, indefectiblemente, con la iluminación del
cuadro o del lugar donde se coloca el espectador: de frente o de lateral. Nunca
deja indiferente. Ejerce una atracción y crea un circuito visual entre el
artista que se proyecta en el lienzo y el espectador que se las anda entre el
público y acude a la llamada de la observación.
Si se
mira frontal permite captar la pintura en sus líneas, en su fuerza y en su
contorno; si se hace lateral, entonces, los matices son los dardos directos
hacia la curiosidad del visitante ávido de sensaciones diferentes que va a
interiorizar.
Garrit
irradia en su arte energía, vitalidad creadora, imaginación. Engancha y atrae.
Lleva un mensaje que no se lo queda, sino que lo expande en su investigación
fresca y marca un camino. Son los colores de la tierra, su tierra de Santanyí
de las piedras de su pueblo, de los pigmentos de un mar, a veces, bravo, a
veces en calma, que da en morir en la playa de una cala azul y profunda.
Su obra
es “mielina” que desde el cerebro tiene un camino marcado para recorrer por
todo el cuerpo. Desde el momento que se conecta con él, es como cuando al fin
del día va la atención para una obra terminada e impresionante. La obra de este
hombre de palabra precisa, parca y un tanto tímida es acertada y oportuna.
Tiene su propio color, una tonalidad de luz justa y el punto adecuado del
contorno de las cosas.
La
galerista Sara Arjona ha dicho que en su pintura hay una pugna silenciosa pero
constante entre el “yo” y el “ego”. Emerge desde las primeras formulaciones
filosóficas del hombre. No pretende dar respuestas, pero sí activar una
experiencia transformadora. Se palpa.
Llorenç
Garrit es Técnico Superior de Artes Plásticas y Diseño, especialidad
Ilustración, por la Escuela Superior de Artes Plásticas y Diseño de las Islas
Baleares; Diversos cursos de Creación: comic, photoshop, guión y diseño web...
Cuelga
su obra en el XXXV Certamen de Pintura Ciudad de Álora, en la sala de
exposiciones La Cancula. Es sus espaldas un extenso palmarés donde destacan presencias
muy valoradas en Palma, Santa Ponsa y Santanyí, en Mallorca;
Cariñeña (Aragón) y Navarra en la Península Ibérica; Torneig Birgitta de
Suecia y Dusseldorf, en Alemania. Trae consigo la timidez del hombre que es
residente en una isla, pero un bagaje inconmensurable de la brisa fresca del
mar de Mallorca.
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