jueves, 2 de octubre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. A orillas del Yukón

 

 

                Río Yukón (Alaska)

Octubre, 2 jueves

 

Hace unos días, un amigo me regaló la obra de Bert Daelemans, Ed. Fragmenta, 2020, con ese título y un subtítulo Encuentros en Alaska. Es una obra de las que se leen casi de un tirón. Engancha.

Su autor, jesuita, nacido en Camerún, tiene un camino de formación con un gran recorrido en EE.UU., Bélgica, India o Perú. Actualmente reside en Madrid. Su paso por esos países más su formación como sacerdote, arquitecto y en el campo de la filosofía le dan una visión de un mundo, el esquimal, con un tinte muy humano y muy lejano a la sociedad occidental que tenemos al alcance de la mano.

Su orden religiosa, la Compañía de Jesús, lo mandó a ejercer su ministerio a Alaska, durante los meses de invierno, a una ciudad, relativamente pequeña, junto al gran río (Yukón significa “río Grande”) que atraviesa de este a oeste, hasta el mar de Bering donde desemboca el territorio enorme que abarca desde Canadá al Polo Norte.

La llanura inmensa, la soledad del paisaje helado, las temperaturas que alcanzan hasta los -40º en lo más crudo del invierno, los vientos gélidos y el contacto con la gente, propicia el nacimiento de una obra que participa de la vida diaria, del estudio antropológico y social de una comunidad muy influenciada por el chamanismo, por su deseo imperioso de conservar la naturaleza de la que dependen, pero esencialmente solidaria y a su vez atosigada por el alcohol.

La obra, como las vías del tren tiene dos carriles. El humano: la caza del alce, la pesca de la ballena en verano o la pesca bajo el hielo con técnicas primitivas y ancestrales; la comida donde entra desde el castor, la liebre el conejo. El salmón, además es una fuente de energía que salva los momentos peliagudos. Las comunicaciones dependen de la aviación, pequeñas avionetas aterrizan en aeropuertos irrisorios y a veces tardan una infinidad en venir…

Por el otro raíl va su manera de entender la religiosidad, su religamiento con el Ser superior, el comportamiento social donde ocupa un lugar primordial el respeto a los mayores que entronca con el culto a los muertos. En este caso como se hace el duelo o como la solidaridad impera ante comportamientos de la vida social que en nuestra sociedad occidental tendrían dificultad para encajar.

La obra no es un diario, pero participa de esa manera de contar lo que ocurre con pequeños relatos en una sociedad donde aparentemente no pasa nada, pero hay una sucesión de hechos. A eso se le llama Vida.

 

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