viernes, 17 de octubre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Ebro

 




               Pico Tres Mares

                                                    Ebro


Me he llegado hasta ese lugar donde dicen que nace el Ebro; no, nace más arriba. Hasta el Pico, no subí; me quedé más abajo. Me siento a su orilla. Cantan unos pajarillos en los fresnos de la ribera. Es una mañana calurosa de verano…

 Se me viene a la memoria: “El Ebro nace en Fontibre…”. Cantábamos los niños en las tardes de Geografía sobre mapa de hule ajado mientras don José Oropesa señalaba con el puntero el curso de los ríos. Era el coro infantil. No cantábamos la tabla de aritmética de don Antonio Machado, ni la lección de monotonía. Era un machaqueo de soniquete monocorde mientras un ejército de moscas, ¡son muy listas las moscas!, planeaba sobre nuestras cabezas sin posarse nunca para que no las atrapásemos: Machichaco, en Vizcaya. Ajo y Peñas en Santander…, y luego, la retahíla de cabos, bahías, ríos, picos y cordilleras…



             Fontibre

El niño, cuando se hizo grande, se llegó al lugar cantado y vio cómo brotaba el agua - Fuente del Ebro y supo del Pico ‘Tres Mares’ porque las aguas de allí, según se tercien, se van al Cantábrico, al Atlántico o al Mediterráneo…



     El Ebro, por los lavaderos de Reinosa


Y vio cómo en Reinosa a orillas del río - que ya da nombre a toda la Península – lo remansan en pantanos. Luego, rompe rocas y quebradas y se identifica con tierra de Castilla, que por allí llaman Las Merindades de Burgos y se pasa bajo puentes bellísimos en Pesquera de Ebro y Frías - ¿hay pueblo más bonito en España? – y por el Valle de Valdivieso, y toca tierras de Álava que es País Vasco, y Rioja de vino, y cuna del castellano y eusquera en San Millán de la Cogolla.

Por Miranda, Miranda de Ebro, que cada pueblo resalta su apellido para evitar confusiones con otros posibles, es poderío y asombro. Por Miranda ya no pasa el tren por el centro. Se lo han llevado por las afueras. Con el río no han podido, sigue ahí, en su sitio, desde siempre. La Guardia, en la lejanía a tiro de piedra de la Sierra de Loroño y de la de Cantabria; Logroño, en el corazón.

 


El Ebro por Miranda

 

Es fertilidad de hortalizas ubérrimas entre Calahorra – Calagurris, cuna de Quintiliano y Prudencio –, y Lodosa, la de los pimientos del piquillo, y Tudela de cogollos tiernos. La Virgen del Pilar, deja que las cúpulas de las torres de su basílica en Zaragoza se rompan en los espejos del río…

 


Hoces del Ebro por las Merindades


Bucle de meandros antes de Frías y, luego, en Alborge, Sástago y Escatrón; en Caspe, Historia de España; en Mesquinenza, adiós a Aragón. En Tossal d’Almatret  - ya trae consigo las aguas del Segre – se topa con cerros calcáreos; en el pueblo, con tierras del condado de Urgel.



El Ebro por Escatrón

Se adentra por tierras catalanas - ¡ay, ese que dicen que es “un río catalán nacido en tierras extrañas”! - y por Tortosa se va camino de Amposta y del Delta y, en una tarde cualquiera se entrega a las aguas del mar de todos, el Mediterráneo, el Mare Nostrum…

       



Delta del Ebro.


Bibliografía: Morales García, José. España sin ir más lejos. Volumen II. Pág. 91 Álora, 2025

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