viernes, 31 de octubre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Belleza escondida

 



 Octubre, 31 viernes


Álora se asienta en la vertiente oriental del monte Hacho. Los primeros rayos de sol apuntan a su cumbre, iluminan la cruz que, desde tiempo inmemorial está allí, Dicen que la costumbre de coronar con una cruz los montes viene de los visigodos.

El Hacho tiene una altitud de 570 metros y el Monte Redondo, por donde se prolonga, 526 m. Resalta su pendiente situada entre el 20 y el 40% en el sector más bajo; a partir de los 200 m. pasa al 40-80%. En algunas zonas el corte es a plomo.

En su composición entran a formar parte rocas areniscas calcáreas del Postorogénico. Su suelo, pardo calizo, sobre material consolidado. En el Libro del Repartimiento, en 1492, aparece que al Bachiller Serrano se le asigna: “e de allí por el camino del rodo arriba fasta el cabillo del Hacho”; a la Iglesia Mayor “quedale mas un higueral de hasta una arançada en la sierra del Hacho”.  

En el Jurásico, según los geólogos que tiene una antigüedad en torno a los 4570 millones de años, fue fondo del mar de Tetis. La arenisca es el elemento más abundante. Está compuesto por grandes bloques de conglomerados fragmentados más palpable en las cumbres. En la ladera de poniente le confiere una forma especial a modo de cortes verticales, mientras que al sol naciente son menos pronunciados.

Las zonas Kársticas (El Toril y los Órganos) del Monte Redondo, en las estribaciones más al sur, comprende lugares de subsuelo caracterizados por una composición geológica excepcional. Predominan las calizas, dolomitas, mármol, yeso y sal. Crean un paisaje único por su belleza. (Belleza escondida, a veces a Dios se le ocurren esas cosas).   Cuando subas a sus cumbres, merece la pena la visita.

Luego, si el tiempo lo permite, anda por todo el Monte Redondo. Es la estribación más meridional. Vuelves a encontrar la arenisca. Le da una configuración especial, y de ahí su nombre. La erosión, en la ladera a sol naciente, ha creado una forma especial. Lo llaman la “puerta de la iglesia”. En los días claros desde aquellas altitudes se ve el mar y con un poco de suerte, los aviones que toman tierra en el aeropuerto de Málaga, pero eso es algo accidental, lo verdaderamente importante, es la belleza del entorno que te rodea. Olerás a tomillo, a romero, a monteY, a Dios, lo sentirás más cerca.

 

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