Octubre, 30, jueves
El palo borracho es un árbol de
origen subamericano. Se cría en Argentina, Brasil, Chile y Bolivia. Florece en
todo el hemisferio sur desde febrero a mayo. O sea, en los meses que a nosotros
nos corresponde por estar el hemisferio norte, los meses de otoño climatológico.
En América, en algunos lugares
lo llaman Baobad. Alejandro Casona, un dramaturgo completamente olvidado hoy en
España tiene una obra – como casi toda la suya – excepcional: la Casa de los
siete balcones. El emigrante regresa ante la llamada totémica y Casona mezcla
su preocupación por el más allá, y evoca las noches de viento cuando el aire
agitaba sus ramas y, entonces, en la lejanía se escuchaba como una voz perdida:
“baobab, baobab…” y se diluía entre
el misterio y el silencio.
En cierta ocasión, los vi
cuando paseaba por la zona del puerto de Málaga, para ser más exacto, entre la Equitativa
y la antigua estación de Suburbanos. ¿Se acuerdan? Sí, aquel tren que por el
litoral iba por Vélez y luego subía por el boquete de Zafarraya hasta el otro
lado de la sierra. Como el terreno era muy abrupto, había una zona que era un
tren de cremallera. Yo eso no lo conocí, pero me lo contaron y por eso lo digo.
Otro ramal del tren llegaba hasta
Coín. Iba por Zapata, Churriana, y los Alhaurines. Este verano, en Tolox, supe
que, incluso, intentaron llevarlo hasta el balneario, en el siglo XIX, pero la
cosa, como tantas otras, en nuestra tierra quedó en el buen pensamiento.
Pues a lo que iba, en esa zona,
casi junto a la estatua que Málaga dedicó al Cenachero, obra de Jaime Pimentel,
existen varios ejemplares, quizá de los más bellos de la ciudad. Mi pueblo,
Álora tiene uno, en la Fuente de la Manía. Es un ejemplar soberbio, y yo esta tarde,
he pensado en fray Juan de Yepes y me he acordado de aquello que escribió: “Mil
gracias derramando /pasó por estos sotos con presura / y yéndolos mirando / prendados
los dejó de su hermosura”. Fray Juan nunca estuvo por aquí, pero Dios que está en
todo, no se ha olvidado y lo ha hecho florecer, coincidiendo que ahora es
primavera en el cono Sur, para deleite de todos los que pasamos por el camino.
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