31 de marzo, Viernes de Dolores
.Tiene
colgado el pueblo gitanillas en los arriates de la calle, en los balcones de
forja, en el corazón que pide primavera. Hay vuelos de palomas que van temprano
al campo y se vuelven por la tarde cuando la noche se asoma por los cerros y
dicen las estrellas que ahora, precisamente ahora, les llega su momento.
Tiene el pueblo un no sé qué
que revolotea porque se toca con la yema de los dedos el Domingo de Ramos y hay
apuros de madres que tienen que echar abajo los dobladillos de las túnicas. Los
niños se nos va haciendo grandes, y nosotros sin darnos cuenta.
Tiene el pueblo colgaduras en
los balcones para recibir a Jesús sobre una borriquilla que dice que hay otro
Jerusalén, el nuestro. Ellas, madres de aquí con sus niños procesionándose.
Vestidos y zapatos nuevos, porque quien no estrena el Domingo de Ramos… Pues
eso.
Tiene el pueblo aires de
claveles reventones, rojos, morados, lilas. Vinieron de no sé donde para darle
colorido al trono del Huerto, ese que baja, entre dos luces del Calvario, del
nuestro, y se reencuentra un año más con su gente que espera en el Camino Nuevo
que se va haciendo viejo en el recuerdo.
Tiene el pueblo aires de una
primavera que trae en sus adentros calores de veranos y sudores viejos y
pajarillos que acuden a pasar la noche desde los trigos - ¡qué pena de trigos
espigados tan pronto, tan temprano, cuando aún no es su tiempo y tienen ya a
mano una muerte tan certera ! – a los árboles del parque, a los naranjos ahítos
de azahar y aroma, a esos árboles que le dan cobijo para que no tengan miedo.
Ningún miedo.
Tiene el pueblo, mi pueblo,
Álora, recostada en el faldas de El Hacho olor a Domingo de Ramos, a palmas
blancas que vinieron de lejos, de muy lejos y a tallos de olivos tiernos, y a
retamas y a mimosas vestidas de flores nuevas y a gayumbas y a rosas y a olor a incienso, a
romero, a vela y a cirio y a mantilla, y
a niña que pide cera y a tacones de zapatos negros, y a eso que, cada año,
renovamos y… que llamamos Fe, porque
Dios y su Madre, de muchas manera, se viene al encuentro con su gente, con su
pueblo, que es el mío, en cada esquina, en esos lugares únicos donde salimos a
su encuentro…
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